Raúl Escandar, presidente de la Conabip
Desde la Biblioteca Popular Carlos Sánchez Viamonte felicitamos y le deseamos una gran gestión a Raúl Escandar, quien ha sido designado al frente de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares. Esperamos que su gestión al frente de una institución que tiene más de 150 años de historia ponga en valor y fortalezca a las BP de todo el país.
Escandar, que sucederá en el cargo a María del Carmen Bianchi, es un referente en catalogación y bibliotecología, periodista, editor, docente y bibliotecario.
Escandar, que sucederá en el cargo a María del Carmen Bianchi, es un referente en catalogación y bibliotecología, periodista, editor, docente y bibliotecario.
Se desempeñó como director de la Biblioteca del Museo Mitre y de la Biblioteca Alcon Laboratorios. Integra la Sociedad Argentina de Información (SAI) donde dirige el Boletín Informativo, una publicación electrónica destinada a la actualización de la comunidad bibliotecológica.
Reiterando los buenos deseos en su gestión, lo invitamos a visitar nuestra Biblioteca, declarada "Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires" y "Sitio de Interés Cultural".
Reiterando los buenos deseos en su gestión, lo invitamos a visitar nuestra Biblioteca, declarada "Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires" y "Sitio de Interés Cultural".
Sobre Raúl Escandar
Periodista, editor, docente y bibliotecario, nacido en Rosario en 1957, fue director de varias bibliotecas entre las que se destaca la Biblioteca Americana del Museo Mitre. Integró la Sociedad Argentina de Información (SAI), es director de Ediciones Científicas Argentinas, su designación le llega en momentos en que se desempeña como profesor de Catalogación y Fuentes de Información en el Instituto de Formación Técnica Superior No. 13 de la ciudad de Buenos Aires y en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de San Juan. Además, fue gerente regional para América Latina y el Caribe de la Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias (IFLA) entre 2018 y 2019.CONVERSATION
Pedro Salinas por Jaime Lorente
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La SADE recuerda a Julio Cortázar a 40 años de su fallecimiento
El miércoles 21 de febrero, a las 18 horas en el Auditorio de SADE, calle Uruguay 1.371, CABA, se realizará el homenaje a Julio Cortázar.
Se lo considera uno de los autores más innovadores y originales de su tiempo, que demostró una singular maestría en el relato corto, la prosa poética y la narración breve en general, y creador de importantes novelas, sobre todo Rayuela (1963), que inauguró una nueva forma de hacer literatura en el mundo hispano.
Con motivo de haberse cumplido 40 años del fallecimiento de Julio Cortázar, autor argentino cuyas obras ya han quedado definitivas en la Literatura Hispanoparlante, la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) organizó un homenaje el miércoles 21 de febrero, a las 18 horas en el Auditorio de SADE, calle Uruguay 1371, CABA. Entrada libre y gratuita.
Para recordar la obra del destaco escritor fallecido el 12 de febrero de 1984, expondrán los escritores María Rosa Lojo, Carlos Penelas, Roberto Alifano y Antonio Las Heras.
Para recordar la obra del destaco escritor fallecido el 12 de febrero de 1984, expondrán los escritores María Rosa Lojo, Carlos Penelas, Roberto Alifano y Antonio Las Heras.
Innovador y original
Nacido en Ixelles (Bruselas) el 26 de agosto de 1914, Julio Florencio Cortázar fue un destacado escritor reconocido no solo por su calidad artística, sino también por su compromiso con la defensa de los derechos humanos.Se lo considera uno de los autores más innovadores y originales de su tiempo, que demostró una singular maestría en el relato corto, la prosa poética y la narración breve en general, y creador de importantes novelas, sobre todo Rayuela (1963), que inauguró una nueva forma de hacer literatura en el mundo hispano.
Junto a Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes, fue uno de los grandes exponentes del denominado boom latinoamericano.
Hasta los cuatro años vivió en Bélgica, Suiza y España. Poco después, regreso a la Argentina con su familia, y permaneció en el país hasta 1951, cuando decide instalarse en Francia, donde vivió hasta su muerte en 1984.
Hasta los cuatro años vivió en Bélgica, Suiza y España. Poco después, regreso a la Argentina con su familia, y permaneció en el país hasta 1951, cuando decide instalarse en Francia, donde vivió hasta su muerte en 1984.
Diario Popular, 20 de febrero de 2024
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La foto final de Cortázar en Argentina: el motivo de su visita privada durante la última semana de la dictadura
A fines de 1983, el autor de Rayuela regresó a Buenos Aires tras su exilio y la prohibición de sus libros. Dio una sola entrevista y volvió a París, donde murió dos meses después.
Se lo ve de espaldas a la calle San Martín, recién llegado a Buenos Aires después de su exilio. Lleva una camisa arremangada -lo único luminoso, junto con el cielo, de esta foto en blanco y negro-, los anteojos característicos de sus últimos años y el pelo bien peinado.
Si no se nota el habano, escondido entre los dedos que apoya en su boca, podría parecer que está pensando, en una de esas típicas poses de escritores no acostumbrados a las cámaras. Las venas de su mano izquierda, pecosa y enflaquecida, desembocan en la malla de un reloj que mira hacia dentro, a la altura del corazón: no puede verse la hora.
Es la última foto de Julio Cortázar en Argentina; había vuelto a Buenos Aires para despedirse de su madre nonagenaria justo durante la semana que, después de casi ocho años, la última dictadura llegaría a su fin. Aunque el autor de Rayuela había partido del país en 1951 sin motivos políticos o ideológicos, fue a partir de 1977, con la prohibición de Alguien que anda por ahí -título que, como otro publicado en aquellos años, comparte sus iniciales con la Triple A-, que se sintió un verdadero exiliado.
Ese día hacía mucho calor en el centro porteño, recuerda el responsable de la foto, Dani Yako, en diálogo telefónico con Infobae. Leamos. “Hace poco estábamos en Madrid con Martín Caparrós reconstruyendo esa nota. Llegamos a la conclusión de que fue el sábado 3 de diciembre del 83, una semana antes de que asumiera Alfonsín”, agrega el fotógrafo y periodista argentino, que en ese entonces trabajaba en la agencia DyN siguiendo la campaña del presidente que reinauguraría la democracia.
Cortázar pasaría solo una semana en el país y no pretendía un gran revuelo. Quería que fuese un viaje tranquilo, privado. Daría solo una entrevista a algún periodista “de confianza”, por lo que su amigo, el poeta Héctor Yánover, le recomendó a un joven Caparrós. Aunque estaba seguro de que “no hay que conocer a los que escriben”, este accedió, guiado por el entusiasmo adolescente que todavía conservaba, según relató en un texto sobre su encuentro con Cortázar que escribió en 2019 para La Nación.
“Era una entrevista sin un destino claro con respecto a dónde la íbamos a publicar. Luego se vendería. Él estaba parando en un apart hotel en San Martín y Córdoba. Caparrós se reunió el viernes con Cortázar y quedaron en terminar la charla el sábado, cuando yo le haría las fotos”, agrega Yako, autor del libro exilio 1976-1983, en el que reúne fotografías de su vida y la de sus amigos en Madrid, donde tuvo que huir durante la última dictadura.
“No era un gran fanático de Cortázar. Me gustaba su personaje público, esta cosa lúdica que tenía. Pero, si me dabas a elegir, me gustaba más Borges -dice, entre risas, el fotógrafo-. De todos modos, él me parecía una figura carismática, tenía algo muy fuerte y, claro, eso del intelectual comprometido. Me causaba simpatía aunque no compartía todas sus ideas políticas”.
En ese entonces, ni el periodista ni el fotógrafo notaron nada extraño en Cortázar. “No parecía enfermo. Para nada pensamos que se iba a morir en 70 días. Caminaba y hablaba bien, no tosía, se movía con dignidad. Yo no sé si él sabía lo que estaba por pasar”, cuenta Yako.
Y agrega: “Le pedí por favor, ya que hacía mucho tiempo que no había fotos suyas en Buenos Aires, si podíamos salir a la calle. Él empezó a justificarse: que estaba cansado, que hacía mucho calor. Yo hinché e hinché hasta que aceptó dar una vuelta a la manzana que terminó siendo muy emotiva. Él tenía la sensación de que, después de tantos años de ausencia y de dictadura, la gente no sabría quién era, pero la verdad es que muchas personas lo pararon, hasta una mujer le pidió que besara a su hijo. Cuando volvimos al hotel, él estaba un poco conmovido. Ahí dijo que había venido a despedirse de su madre, pero no le dimos demasiada importancia a la frase hasta que murió, dos meses después”.
Fue entonces que Yako y Caparrós notaron cuán enflaquecidas estaban sus manos, uno de los pocos detalles que anticipaban su partida, de la que este lunes 12 de febrero, se cumplen 40 años. Sin embargo, para concluir la conversación, el fotógrafo elige destacar uno de los aspectos más llamativos de Julio Cortázar, que lo distinguía de la mayoría de sus colegas: “Él era muy fotogénico. Que un solo escritor tenga dos series de fotos icónicas ya es mucho. Pero creo que eso tiene que ver con una personalidad muy atractiva, que todavía tiene una llegada muy grande que atraviesa todas las generaciones”.
Si no se nota el habano, escondido entre los dedos que apoya en su boca, podría parecer que está pensando, en una de esas típicas poses de escritores no acostumbrados a las cámaras. Las venas de su mano izquierda, pecosa y enflaquecida, desembocan en la malla de un reloj que mira hacia dentro, a la altura del corazón: no puede verse la hora.
Es la última foto de Julio Cortázar en Argentina; había vuelto a Buenos Aires para despedirse de su madre nonagenaria justo durante la semana que, después de casi ocho años, la última dictadura llegaría a su fin. Aunque el autor de Rayuela había partido del país en 1951 sin motivos políticos o ideológicos, fue a partir de 1977, con la prohibición de Alguien que anda por ahí -título que, como otro publicado en aquellos años, comparte sus iniciales con la Triple A-, que se sintió un verdadero exiliado.
Ese día hacía mucho calor en el centro porteño, recuerda el responsable de la foto, Dani Yako, en diálogo telefónico con Infobae. Leamos. “Hace poco estábamos en Madrid con Martín Caparrós reconstruyendo esa nota. Llegamos a la conclusión de que fue el sábado 3 de diciembre del 83, una semana antes de que asumiera Alfonsín”, agrega el fotógrafo y periodista argentino, que en ese entonces trabajaba en la agencia DyN siguiendo la campaña del presidente que reinauguraría la democracia.
Cortázar pasaría solo una semana en el país y no pretendía un gran revuelo. Quería que fuese un viaje tranquilo, privado. Daría solo una entrevista a algún periodista “de confianza”, por lo que su amigo, el poeta Héctor Yánover, le recomendó a un joven Caparrós. Aunque estaba seguro de que “no hay que conocer a los que escriben”, este accedió, guiado por el entusiasmo adolescente que todavía conservaba, según relató en un texto sobre su encuentro con Cortázar que escribió en 2019 para La Nación.
“Era una entrevista sin un destino claro con respecto a dónde la íbamos a publicar. Luego se vendería. Él estaba parando en un apart hotel en San Martín y Córdoba. Caparrós se reunió el viernes con Cortázar y quedaron en terminar la charla el sábado, cuando yo le haría las fotos”, agrega Yako, autor del libro exilio 1976-1983, en el que reúne fotografías de su vida y la de sus amigos en Madrid, donde tuvo que huir durante la última dictadura.
“No era un gran fanático de Cortázar. Me gustaba su personaje público, esta cosa lúdica que tenía. Pero, si me dabas a elegir, me gustaba más Borges -dice, entre risas, el fotógrafo-. De todos modos, él me parecía una figura carismática, tenía algo muy fuerte y, claro, eso del intelectual comprometido. Me causaba simpatía aunque no compartía todas sus ideas políticas”.
En ese entonces, ni el periodista ni el fotógrafo notaron nada extraño en Cortázar. “No parecía enfermo. Para nada pensamos que se iba a morir en 70 días. Caminaba y hablaba bien, no tosía, se movía con dignidad. Yo no sé si él sabía lo que estaba por pasar”, cuenta Yako.
Y agrega: “Le pedí por favor, ya que hacía mucho tiempo que no había fotos suyas en Buenos Aires, si podíamos salir a la calle. Él empezó a justificarse: que estaba cansado, que hacía mucho calor. Yo hinché e hinché hasta que aceptó dar una vuelta a la manzana que terminó siendo muy emotiva. Él tenía la sensación de que, después de tantos años de ausencia y de dictadura, la gente no sabría quién era, pero la verdad es que muchas personas lo pararon, hasta una mujer le pidió que besara a su hijo. Cuando volvimos al hotel, él estaba un poco conmovido. Ahí dijo que había venido a despedirse de su madre, pero no le dimos demasiada importancia a la frase hasta que murió, dos meses después”.
Fue entonces que Yako y Caparrós notaron cuán enflaquecidas estaban sus manos, uno de los pocos detalles que anticipaban su partida, de la que este lunes 12 de febrero, se cumplen 40 años. Sin embargo, para concluir la conversación, el fotógrafo elige destacar uno de los aspectos más llamativos de Julio Cortázar, que lo distinguía de la mayoría de sus colegas: “Él era muy fotogénico. Que un solo escritor tenga dos series de fotos icónicas ya es mucho. Pero creo que eso tiene que ver con una personalidad muy atractiva, que todavía tiene una llegada muy grande que atraviesa todas las generaciones”.
Fernando Pagano
Infobae
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40 años sin Cortázar
El 12 de febrero de 1984 fallecía en París Julio Cortázar, a los 69 años. Maestro del cuento y la prosa poética y autor de Rayuela y Bestiario, entre otras grandes obras. Se inicia un año dedicado al escritor.
Nacido en Bruselas (Bélgica), el 26 de agosto de 1914, casi por accidente, debido a la actividad de diplomático de su padre, Cortázar vivió luego un tiempo en Barcelona hasta que junto a su familia regresó a Buenos Aires.
Realizó estudios de Letras y de Magisterio y trabajó como docente en Bolívar, Chivilcoy y Mendoza, hasta que en 1951 decidió viajar a París, donde residió hasta su muerte, en 1984.
Su primera colección de poemas, Presencia, apareció en 1938 bajo el seudónimo de Julio Denis. En 1946 publicó el cuento “Casa tomada” en la revista Los anales de Buenos Aires, que dirigía Jorge Luis Borges.
Después llegaría el primer libro publicado con su verdadero nombre, el poema dramático Los reyes (1949), los cuentos de Bestiario (1951), los relatos de Las armas secretas (1959), que incluye “El perseguidor” -suerte de “pequeña Rayuela”, como lo definió-; las novelas Los premios (1960) y Rayuela (1963), un punto de inflexión y de referencia para las generaciones más jóvenes, una especie de descomunal revolución formal.
En cuanto a su muerte, en su momento se habló de un cáncer pero luego crecieron las versiones de que pudo haber contraído sida a causa de una transfusión de sangre, en una época donde todavía no existía diagnóstico para el virus que también habría matado a su última esposa, Carol Dunlop, poco tiempo antes.
Con motivo de este nuevo aniversario de la muerte del escritor, Cristina Peri Rossi, ganadora del Premio Cervantes y autora del libro Julio Cortázar y Cris, dedicó emotivas palabras a su amigo en La Nación: “Como decíamos a veces, la vida se repite cambiando solo el vestuario y los adornos. Ya sabemos lo que es el sida, pero no el Covid, las diferencias de clase no desaparecen y ahora mucha gente prefiere leer por Internet. Pero la gran maestra de ajedrez, Anna Muzychuk, se niega a jugar en Arabia Saudita y las mujeres hemos ganado algunos de los derechos que no habíamos tenido. Pienso que eso te gustaría y que en cualquier momento, nos encontramos allí donde nada se sabe porque nadie contesta. El tiempo es como un chicle: se estira y se acorta según las emociones. Cortázar, que murió hace 40 años, para mí es un amigo próximo y cercano que casi podría tocar con la mano; en cambio, otras muertes más recientes me parece que ya habían ocurrido muchisimo tiempo antes. El tiempo es un reloj sentimental y sus agujas van al compás de nuestras emociones”.
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Año Cortázar
Desde hoy, 40° aniversario de la muerte de Julio Cortázar, el Ministerio de Cultura de la ciudad de Buenos Aires lanza el “Año Cortázar”, que va a extenderse hasta el 12 de febrero de 2025 en todos los ámbitos culturales porteños. Entre las actividades, se incluyen homenajes en distintos festivales.
El lunes 12, a las 19, en la Biblioteca Julio Cortázar (Lavalleja 924), se estrenará Jazzuela, con música y lecturas. El escritor Diego Paszkowski leerá fragmentos de la novela Rayuela acompañado por jóvenes músicos de jazz que interpretarán obras de Frank Churchill, Charlie Parker, Bronislau Kaper y Sonny Rollins, entre otros “recomendados” por personajes cortazarianos o el mismo autor en ficciones y entrevistas.
Del jueves 15 al domingo 18, habrá un ciclo de cine gratuito sobre el escritor, su obra y sus influencias en el Centro Cultural Recoleta (Junín 1930), a las 19. El jueves se proyectará el documental sobre Cortázar y la música Esto lo estoy tocando mañana, de Karina Wroblewski; el viernes, La cifra impar, de Manuel Antín (basada en el cuento “Cartas de mamá”); el sábado, Circe, también dirigida por Antín (basada en el cuento homónimo), y el domingo, una película sorpresa.
El lunes 19 a las 17.30, se hará una actividad conmemorativa en el SUM “Julio Cortázar” de la Plaza Aristóbulo del Valle, en la esquina Cuenca y Baigorria, en el barrio donde vivió el escritor. Participarán los vecinos y la escritora Josefina Delgado, que fue amiga de Cortázar. Para el viernes 23 a las 18, está previsto un encuentro literario gratuito y dirigido al público que incluye una lectura de fragmentos de Historia de cronopios y de famas en el Centro Cultural San Martín (Sarmiento 1551).
Hasta el miércoles 14, a las 17.30, en el Cine Gaumont (Av. Rivadavia 1635), se podrá ver el documental Cortázar y Antín: cartas iluminadas, de Cinthia Rajschmir. El documental se estrenó en el Festival de La Habana y en el Bafici en 2019, y estuvo en la plataforma Cine.Ar. Participan, entre otros, las actrices Graciela Borges y Dora Baret y el cineasta y escritor Manuel Antín. También se lo podrá ver este lunes a las 20 en Canal Encuentro.
La Biblioteca Nacional Mariano Moreno (BNMM) compartirá en redes sociales una pieza audiovisual con imágenes de los manuscritos de Cortázar que posee en su colección. En el Departamento del Tesoro de la BNMM se conservan cartas que estaban en la biblioteca de Cortázar, primeras ediciones de sus libros y retratos tomados por la fotógrafa Sara Facio. También se conservan manuscritos: una colección de poemas compuestos en 1950 y 1951 (y “La patria”, de 1955), agrupados como Razones de la cólera; el cuaderno de bitácora de Rayuela, diario manuscrito que registra el proceso de construcción de la novela que inicialmente se iba a llamar “Mandala”, y el boceto y la descripción del juego de la rayuela, traducciones de sus libros a otros idiomas y los libros que tradujo Cortázar (los cuentos de Edgar Allan Poe, Robinson Crusoe, de Daniel Defoe, y Mujercitas de Louisa May Alcott, entre otros).
También Random House, casa editorial del autor de Todos los fuegos el fuego, preparó varias piezas audiovisuales para compartir en redes sociales; entre ellas, un video con lecciones cortazarianas a cargo de la escritora Silvia Hopenhayn. En abril, se publicará el último título de la Biblioteca Cortázar, La otra orilla, el primer volumen de cuentos del autor. Por otro lado, se están grabando los cuentos completos de Cortázar en audiolibro, que será lanzado entre abril y junio, con varias voces distintas para los cuentos.
La caminata literaria “Tras las huellas de Cortázar”, ideada por la periodista cultural Mariana Iglesias, está programada para el lunes a las 16.30. Es un recorrido peatonal que comienza en el Teatro Colón (Cerrito 628) y contempla diez hitos porteños vinculados con el autor de Los premios, como Diagonal Norte, Plaza de Mayo, el Estadio Luna Park y la calle Florida, entre otros. Los lugares seleccionados en este tour literario constituyen el origen de buena parte de su vida porteña y de su obra y es válido tanto para los lectores de Cortázar como para quienes se acerquen a descubrirlo en el marco de un recorrido evocativo por la ciudad de Buenos Aires.
El paseo dura casi tres horas y finaliza en la Confitería London City. Es una actividad arancelada ($ 5000) que se reprograma ante una eventualidad climática; para más información, escribir a info.coolturarte@gmail.com y, en Instagram, @Coolturarte.
“Así como Rayuela es una novela que se divide en bloques de capítulos (del Lado de allá, del Lado de acá y de Otros lados), la vida de Córtazar también está signada por esas coordenadas: del lado de acá (Buenos Aires); del lado de allá (París), y los otros lados pueden ser Cuba, Chile o Nicaragua -dice Iglesias a La Nación-. Siempre el puente es la literatura. Quien camine atento encontrará pistas urbanas y literarias que el autor nos fue dejando. La Buenos Aires de Cortázar se devela en espacios concretos como el Barrio Rawson de Agronomía, donde el autor vivió en los años 1930 y donde sitúa el cuento ‘Ómnibus’; en Palermo, donde hay una plaza con su nombre y donde vive la familia de la calle Humboldt, protagonista de algunas Historias de cronopios y de famas. Los cafés del Once, el colegio Mariano Acosta, el Teatro Colón, el Luna Park, el subte y las calles del centro porteño conforman un recorrido biográfico y literario que continúa en París, en el Barrio Latino, Saint-Germain-des-Prés, el metro, los puentes que conectan las orillas izquierda y derecha del Sena, los parques y jardines. El cementerio de Montparnasse, donde descansan sus restos, es el final de un periplo que revive cada vez que volvemos a sus textos o caminamos por las ciudades que tanto amó y nos contó”.
En librerías, además de los libros de Cortázar, se puede buscar Julio Cortázar. Diálogo para una poética (Punto de Encuentro), con el que el periodista y escritor Carlos Daniel Aletto ganó el Premio Municipal de Literatura de la ciudad de Buenos Aires en el bienio 2012-2013. El libro tiene un prólogo del escritor Guillermo Martínez y, en la portada, uno de los últimos retratos fotográficos de Cortázar hechos en Buenos Aires, de Mario Paganini.
“Cortázar es uno de los escritores más destacados del siglo XX y su influencia en la literatura argentina y latinoamericana es innegable -dice Aletto a La Nación-. Su obra no solo ha perdurado a lo largo del tiempo, sino que también ha dejado una marca indeleble en la forma en que abordamos la narrativa en la región, sobre todo en la tradición del cuento rioplatense. La aparición del fantástico en la realidad, en lo cotidiano, es su marca. Personalmente, me interesa mucho explorar aspectos menos conocidos de la vida y obra de Cortázar. Descubrir nuevas perspectivas sobre su trabajo, como su correspondencia privada o sus obras menos difundidas, me ha permitido apreciar aún más su creatividad y su innovación literaria, en especial el diálogo entre palabras e imágenes. Cortázar se preocupaba mucho por las tapas, por los lomos de sus libros y termina junto a su amigo Julio Silva realizando esos libros llenos de figuritas. Admiro la manera en que Cortázar desafió las convenciones literarias y experimentó con diferentes formas y estilos en obras como La vuelta al día en ochenta mundos y Último Round, que él llamaba ‘libros almanaques’. Estos trabajos revelan un aspecto único y poco explorado de su genio creativo, lo que enriquece aún más su legado literario”.
También se puede encontrar en librerías la fabulosa biografía ilustrada Cortázar, del escritor y periodista Jesús Marchamalo y el dibujante Marc Torices, publicada por Nórdica. En las primeras páginas, se lee: “La vida de Julio Cortázar está, de algún modo secreto, persistente, regida por el azar”.
Su llegada al mundo en Ixelles, Bélgica; las lecturas de infancia, el descubrimiento de Opio, de Jean Cocteau; su encuentro con Jorge Luis Borges, la pareja creativa y amorosa con la traductora y escritora Aurora Bernárdez, la fascinación por los gatos, la presencia de La Maga y su relación con la escritora Carol Dunlop son algunas de las instancias de la vida cortazariana que los autores españoles, basados en libros sobre Cortázar de Jaime Correas, Mario Goloboff, Mario Muchnik, Eduardo Montes-Bradley y Cristina Peri Rossi, entre otros, reconstruyen con palabras e imágenes.
Daniel Gigena
Del jueves 15 al domingo 18, habrá un ciclo de cine gratuito sobre el escritor, su obra y sus influencias en el Centro Cultural Recoleta (Junín 1930), a las 19. El jueves se proyectará el documental sobre Cortázar y la música Esto lo estoy tocando mañana, de Karina Wroblewski; el viernes, La cifra impar, de Manuel Antín (basada en el cuento “Cartas de mamá”); el sábado, Circe, también dirigida por Antín (basada en el cuento homónimo), y el domingo, una película sorpresa.
El lunes 19 a las 17.30, se hará una actividad conmemorativa en el SUM “Julio Cortázar” de la Plaza Aristóbulo del Valle, en la esquina Cuenca y Baigorria, en el barrio donde vivió el escritor. Participarán los vecinos y la escritora Josefina Delgado, que fue amiga de Cortázar. Para el viernes 23 a las 18, está previsto un encuentro literario gratuito y dirigido al público que incluye una lectura de fragmentos de Historia de cronopios y de famas en el Centro Cultural San Martín (Sarmiento 1551).
Hasta el miércoles 14, a las 17.30, en el Cine Gaumont (Av. Rivadavia 1635), se podrá ver el documental Cortázar y Antín: cartas iluminadas, de Cinthia Rajschmir. El documental se estrenó en el Festival de La Habana y en el Bafici en 2019, y estuvo en la plataforma Cine.Ar. Participan, entre otros, las actrices Graciela Borges y Dora Baret y el cineasta y escritor Manuel Antín. También se lo podrá ver este lunes a las 20 en Canal Encuentro.
La Biblioteca Nacional Mariano Moreno (BNMM) compartirá en redes sociales una pieza audiovisual con imágenes de los manuscritos de Cortázar que posee en su colección. En el Departamento del Tesoro de la BNMM se conservan cartas que estaban en la biblioteca de Cortázar, primeras ediciones de sus libros y retratos tomados por la fotógrafa Sara Facio. También se conservan manuscritos: una colección de poemas compuestos en 1950 y 1951 (y “La patria”, de 1955), agrupados como Razones de la cólera; el cuaderno de bitácora de Rayuela, diario manuscrito que registra el proceso de construcción de la novela que inicialmente se iba a llamar “Mandala”, y el boceto y la descripción del juego de la rayuela, traducciones de sus libros a otros idiomas y los libros que tradujo Cortázar (los cuentos de Edgar Allan Poe, Robinson Crusoe, de Daniel Defoe, y Mujercitas de Louisa May Alcott, entre otros).
También Random House, casa editorial del autor de Todos los fuegos el fuego, preparó varias piezas audiovisuales para compartir en redes sociales; entre ellas, un video con lecciones cortazarianas a cargo de la escritora Silvia Hopenhayn. En abril, se publicará el último título de la Biblioteca Cortázar, La otra orilla, el primer volumen de cuentos del autor. Por otro lado, se están grabando los cuentos completos de Cortázar en audiolibro, que será lanzado entre abril y junio, con varias voces distintas para los cuentos.
La caminata literaria “Tras las huellas de Cortázar”, ideada por la periodista cultural Mariana Iglesias, está programada para el lunes a las 16.30. Es un recorrido peatonal que comienza en el Teatro Colón (Cerrito 628) y contempla diez hitos porteños vinculados con el autor de Los premios, como Diagonal Norte, Plaza de Mayo, el Estadio Luna Park y la calle Florida, entre otros. Los lugares seleccionados en este tour literario constituyen el origen de buena parte de su vida porteña y de su obra y es válido tanto para los lectores de Cortázar como para quienes se acerquen a descubrirlo en el marco de un recorrido evocativo por la ciudad de Buenos Aires.
El paseo dura casi tres horas y finaliza en la Confitería London City. Es una actividad arancelada ($ 5000) que se reprograma ante una eventualidad climática; para más información, escribir a info.coolturarte@gmail.com y, en Instagram, @Coolturarte.
“Así como Rayuela es una novela que se divide en bloques de capítulos (del Lado de allá, del Lado de acá y de Otros lados), la vida de Córtazar también está signada por esas coordenadas: del lado de acá (Buenos Aires); del lado de allá (París), y los otros lados pueden ser Cuba, Chile o Nicaragua -dice Iglesias a La Nación-. Siempre el puente es la literatura. Quien camine atento encontrará pistas urbanas y literarias que el autor nos fue dejando. La Buenos Aires de Cortázar se devela en espacios concretos como el Barrio Rawson de Agronomía, donde el autor vivió en los años 1930 y donde sitúa el cuento ‘Ómnibus’; en Palermo, donde hay una plaza con su nombre y donde vive la familia de la calle Humboldt, protagonista de algunas Historias de cronopios y de famas. Los cafés del Once, el colegio Mariano Acosta, el Teatro Colón, el Luna Park, el subte y las calles del centro porteño conforman un recorrido biográfico y literario que continúa en París, en el Barrio Latino, Saint-Germain-des-Prés, el metro, los puentes que conectan las orillas izquierda y derecha del Sena, los parques y jardines. El cementerio de Montparnasse, donde descansan sus restos, es el final de un periplo que revive cada vez que volvemos a sus textos o caminamos por las ciudades que tanto amó y nos contó”.
En librerías, además de los libros de Cortázar, se puede buscar Julio Cortázar. Diálogo para una poética (Punto de Encuentro), con el que el periodista y escritor Carlos Daniel Aletto ganó el Premio Municipal de Literatura de la ciudad de Buenos Aires en el bienio 2012-2013. El libro tiene un prólogo del escritor Guillermo Martínez y, en la portada, uno de los últimos retratos fotográficos de Cortázar hechos en Buenos Aires, de Mario Paganini.
“Cortázar es uno de los escritores más destacados del siglo XX y su influencia en la literatura argentina y latinoamericana es innegable -dice Aletto a La Nación-. Su obra no solo ha perdurado a lo largo del tiempo, sino que también ha dejado una marca indeleble en la forma en que abordamos la narrativa en la región, sobre todo en la tradición del cuento rioplatense. La aparición del fantástico en la realidad, en lo cotidiano, es su marca. Personalmente, me interesa mucho explorar aspectos menos conocidos de la vida y obra de Cortázar. Descubrir nuevas perspectivas sobre su trabajo, como su correspondencia privada o sus obras menos difundidas, me ha permitido apreciar aún más su creatividad y su innovación literaria, en especial el diálogo entre palabras e imágenes. Cortázar se preocupaba mucho por las tapas, por los lomos de sus libros y termina junto a su amigo Julio Silva realizando esos libros llenos de figuritas. Admiro la manera en que Cortázar desafió las convenciones literarias y experimentó con diferentes formas y estilos en obras como La vuelta al día en ochenta mundos y Último Round, que él llamaba ‘libros almanaques’. Estos trabajos revelan un aspecto único y poco explorado de su genio creativo, lo que enriquece aún más su legado literario”.
También se puede encontrar en librerías la fabulosa biografía ilustrada Cortázar, del escritor y periodista Jesús Marchamalo y el dibujante Marc Torices, publicada por Nórdica. En las primeras páginas, se lee: “La vida de Julio Cortázar está, de algún modo secreto, persistente, regida por el azar”.
Su llegada al mundo en Ixelles, Bélgica; las lecturas de infancia, el descubrimiento de Opio, de Jean Cocteau; su encuentro con Jorge Luis Borges, la pareja creativa y amorosa con la traductora y escritora Aurora Bernárdez, la fascinación por los gatos, la presencia de La Maga y su relación con la escritora Carol Dunlop son algunas de las instancias de la vida cortazariana que los autores españoles, basados en libros sobre Cortázar de Jaime Correas, Mario Goloboff, Mario Muchnik, Eduardo Montes-Bradley y Cristina Peri Rossi, entre otros, reconstruyen con palabras e imágenes.
Daniel Gigena
Diario La Nación, lunes 12 de febrero de 2024
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Bibliotecas Populares, Franklin y Sarmiento pioneros
En el año 1727 Benjamín Franklin impulsó en Filadelfia los "clubes de lectores" que fueron el embrión de lo que luego serían las Bibliotecas Populares. En la Región Argentina Domingo Faustino Sarmiento fundó la primera Biblioteca Popular en San Juan.
En el transcurso del tiempo por iniciativa de vecinos, asociaciones sociales y deportivas y sindicatos obreros se fueron expandiendo las Bibliotecas Populares por las diversas ciudades y pueblos.
En 1870, Sarmiento creó la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares.
El actual gobierno pretende eliminar la Conabip y por lo tanto condenar a la extinción a las Bibliotecas Populares.
En Rosario, surgieron Bibliotecas Populares desde comienzos del siglo XX, algunas aún se mantienen en pie como la Biblioteca Homero en calle Velez Sarsfield a metros de Avenida Alberdi, otras como la Biblioteca popular e Infantil Mitre en el barrio República de la Sexta dieron lugar al surgimiento de de otras bibliotecas como la Biblioteca popular Alfonsina Storni ubicada en calle Ovidio Lagos entre Catamarca y Tucumán.
A partir de la iniciativa de la Asamblea de vecinos de la Plaza Fausto Hernández surgió la Biblioteca popular Gastón Gori en Fisherton y la Biblioteca Popular Pocho Lepratti que fue creada en el Tablada.
Una Biblioteca Popular no es un depósito de libros, es un espacio de encuentros creativos, educativos y de construcción solidaria y colectiva.
Esta artera maniobra privará del acceso al conocimiento a miles de personas.
Cuando José de San Martín inauguró en Lima una biblioteca en el mismo lugar en el que la Inquisición había torturado personas y quemado libros dijo: "Cuando se crea una biblioteca las mujeres y hombres de libre pensamiento se muestran felices y los oscurantistas se amargan y maldicen".
Carlos A. Solero
Domingo 11 de febrero de 2024
En 1870, Sarmiento creó la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares.
El actual gobierno pretende eliminar la Conabip y por lo tanto condenar a la extinción a las Bibliotecas Populares.
En Rosario, surgieron Bibliotecas Populares desde comienzos del siglo XX, algunas aún se mantienen en pie como la Biblioteca Homero en calle Velez Sarsfield a metros de Avenida Alberdi, otras como la Biblioteca popular e Infantil Mitre en el barrio República de la Sexta dieron lugar al surgimiento de de otras bibliotecas como la Biblioteca popular Alfonsina Storni ubicada en calle Ovidio Lagos entre Catamarca y Tucumán.
A partir de la iniciativa de la Asamblea de vecinos de la Plaza Fausto Hernández surgió la Biblioteca popular Gastón Gori en Fisherton y la Biblioteca Popular Pocho Lepratti que fue creada en el Tablada.
Una Biblioteca Popular no es un depósito de libros, es un espacio de encuentros creativos, educativos y de construcción solidaria y colectiva.
Esta artera maniobra privará del acceso al conocimiento a miles de personas.
Cuando José de San Martín inauguró en Lima una biblioteca en el mismo lugar en el que la Inquisición había torturado personas y quemado libros dijo: "Cuando se crea una biblioteca las mujeres y hombres de libre pensamiento se muestran felices y los oscurantistas se amargan y maldicen".
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