Por estos días se está celebrando el 50 aniversario del estreno de El Padrino (The Godfather, 1972), una película sobre la mafia, considerada una obra de arte, la puesta en escena más icónica del cine del siglo XX, interpretada magistralmente por Marlon Brando y un reparto de primerísima línea; de una calidad tal que, Stanley Kubrick llegó a decir que “tenía el mejor elenco de todos los tiempos y podría ser la mejor película jamás realizada”.
El Padrino es una película de culto y por estos días cumple 50 años
En ocasiones he pensado que El Padrino de Coppola, Puzo, Brando y Pacino, con sus múltiples interpretaciones y más allá de ser una obra técnicamente magistral sobre la mafia italoamericana, es en sí misma una escuela en la que muchas de sus enseñanzas y acciones deben ser llevadas a seria reflexión.
“Nada personal, Sonny. Es estrictamente de negocios”, momento en el que Michael le explica a Sonny por qué la venganza tiene sentido. Nos recuerda lo importante que es mantener separados los aspectos o temas personales de lo estrictamente profesional.
Brando y Bogard, dos gigantes de la pantalla, se admiraban y respetaban mutuamente; llegando a compartir momentos de relax jugando al ajedrez.
A Brando se le vio jugar en los sets y descansos de películas como Julio César, The Wild One y Motín a bordo, entre otras.
Dos leyendas enfrentadas: Brando y Bogard
Esta celebración nos ha llevado a focalizarnos en la personalidad de Brando como ajedrecista. Marlon Brando (1924-2004), uno de los más grandes actores de la historia del cine, tenía 33 años de edad cuando su colega y amigo, Humphrey Bogart (1899-1957), otro de los monstruos sagrados del séptimo arte falleció de un largo y doloroso cáncer de esófago.Estos gigantes de la pantalla se admiraban y respetaban mutuamente llegando a compartir momentos de relax jugando al ajedrez. El joven e impulsivo Brando tomaba una de sus potentes motos, para llegar puntualmente a la casa de Bogard en Los Ángeles, donde era recibido amablemente por su mujer, la también actriz Lauren Bacall, quien entendía de ajedrez y disfrutaba de tales encuentros. Choques en los que su marido -el Rick de Casablanca- generalmente llevaba la mejor parte debido a un mayor conocimiento, roce y experticia en el juego a diferencia de su ocasional oponente.
Y es que Brando había aprendido a jugar al ajedrez a temprana edad y lo practicó en sus primeros años en el colegio, para más adelante convertirlo en uno de sus pasatiempos favoritos; inclusive, llegando a practicarlo regularmente con otros actores, actrices, directores u otros miembros del set. De hecho, se le vio jugar en los descansos de películas como Julio César, The Wild One y Motín a bordo entre otras.
Brando coleccionaba juegos de ajedrez
Pero la pasión de Brando por el ajedrez iba más allá de jugarlo ocasionalmente con colegas y amigos, de la resolución de problemas o el estudio o seguimiento de partidas importantes; le interesaba el coleccionismo de juegos, libros y cualquier otro elemento ligado al juego.Al fallecer Brando, la casa de subastas Christie's vendió en Los Ángeles (2005) gran parte de sus coleccionables; entre ellos juegos y libros de ajedrez que finalmente fueron adquiridos por el coleccionista de arte el londinense Neville Tuli.
Tuli (1964), quien no llegó a conocer personalmente a Brando, incorporó dichos juegos y otros objetos de ajedrez a la “Colección Marlon Brando” como parte de los Archivos de su empresa Osian. La misma es vasta y única con muchas fotografías, carteles, artefactos, cartas personales, la mayoría de las cuales no se han exhibido públicamente antes en la India, de películas como On The Waterfront, Viva Zapata, One-Eyed Jacks, The Godfather, Apocalypse Now, junto con las notas personales de Marlon Brando sobre el guión de Mutiny on the Bounty (Motín a bordo), que fue un punto de inflexión importante en su carrera, señalando la gran caída en desgracia hasta su ascenso una vez más con El Padrino. Las cartas raras intercambiadas entre Marlon Brando y Burt Lancaster, Paul Newman, Francis Ford Coppola, Vivien Leigh y muchos otros.
Don Corleone elevó a Brando
Sin embargo, no conocemos que Brando haya jugado al ajedrez durante el rodaje El padrino, película que hoy cumple sus primeros 50 años de existencia. En esta extraordinaria producción cinematográfica, Brando encarna a Don Vito Corleone; uno de los jerarcas de las cinco familias de la mafia enraizada en la populosa ciudad de Nueva York de los años 40 y 50.Un hombre con gran poder económico y político, un capo que prefería negociar antes de utilizar métodos violentos propios de la organización mafiosa de aquella época. Por ello era, a la vez, respetado, temido y envidiado por otros jefes de familia.
Don Vito era padre de cuatro hijos: Connie la mayor, sufrida esposa, abnegada hermana y madre; Sonny impulsivo y violento; Fredo apocado, indeciso y mediocre y Michael, el menor de todos, héroe de guerra, tranquilo, reflexivo y desinteresado por los negocios de la familia.
Sin embargo, en un momento dado don Corleone se niega a participar en el floreciente negocio de las drogas, el jefe de otra de las bandas ordena su asesinato; y aunque fallido el intento, se inicia entonces una violenta y cruenta guerra entre las familias mafiosas, que al final del día lleva a la opulenta familia Corleone a la destrucción.
El singular estilo persuasivo de El Padrino
El Padrino es una obra inspirada en la novela del mismo nombre escrita por Mario Puzo (1969) en la que aparecen algunas frases, también icónicas, que se han mantenido inalterables a través del tiempo y trasladado al vocabulario popular. Entre ellas podemos destacar: “Deja el arma, toma los cannoli” (Clemenza a su compañero sicario), “Le haré una oferta que no podrá rechazar” (Don Corleone al aspirante de actor Jhonny Fontaine, para tranquilizarlo después de propinarle una sonora e inesperada bofetada) y “Nada personal, Sonny. Es estrictamente de negocios” (Michael explicándole a Sonny por qué la venganza tiene sentido).Quisiera detenerme en esta última frase; una expresión a la que se le pueden dar muchos significados y aplicaciones, aunque la misma se ha generalizado con el objeto de indicarnos lo importante que es mantener separados los aspectos o temas personales de lo estrictamente profesional.
Este enfoque tiene aplicación en temas relativos a política, finanzas, deportes e, inclusive, la guerra. En este sentido acudimos a Asa Philip Randolph, destacado sindicalista negro del Movimiento Obrero y del Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos, quien expresó en una oportunidad que “Haz las guerras no rentables y las harás imposibles”. Esto implica que, en general, las guerras y conflictos entre naciones, poco tienen que ver con justificaciones ideológicas o personales; la mayoría de las veces responden a poderosos intereses económicos de grandes corporaciones tecnológicas militares, conglomerados industriales y gobiernos (más o menos en ese orden).
De tal manera, que la mayoría de los conflictos que han surgido entre hombres y naciones, tienen como base motivos económicos solapados, ocultos. ¿Un ejemplo de lo que afirmamos? La invasión rusa al territorio ucraniano; donde las consideraciones geoestratégicas e ideológicas, ceden ante las de carácter eminentemente económicas o de negocios.
Pero volviendo a esta frase “Nada personal, … es estrictamente de negocios”, García Álvarez (La Región 2015), afirma que “Michael Corleone (encarnado por un magistral Al Pacino), intentaba justificar ante su hermano Sonny la necesidad de asesinar a un policía corrupto que se interponía en los asuntos de la familia. Da igual quién sea la persona implicada, parece decir, tenemos que tomar las medidas que consideremos oportunas por el bien del negocio”.
Más adelante agrega: "Con el paso de los años, esta frase ha sido utilizada una y otra vez para recordar la necesidad de mantener separado lo personal de lo profesional, intentando que decisiones duras en lo segundo no afecten al terreno de lo primero. Pero como el propio Michael tendría que reconocer después (más avanzada la película), existen ámbitos en los que parece que “todo es personal”. Y cualquier medida que queramos tomar, debemos pensarla con sumo cuidado, por las implicaciones que pudiera conllevar".
En relación con este punto, A. O. Scott coeditor de las críticas de cine en el Times, expresó: "Es estrictamente de negocios” fue la frase usada por Tom Hagen para describir el intento de asesinato de Vito por parte de familias rivales. “Negocios” también fue la justificación de Michael para su propuesta de venganza, que incluía el asesinato de un capitán de la policía. Cuando el calmado Tom, que no es siciliano, argumenta que la familia no debería tomar el ataque a su patriarca como algo personal, está tratando de calmar la ira del apasionado Sonny. También está sugiriendo que el código del viejo mundo para librar las disputas de sangre debería ser superado por un enfoque estadounidense más moderno. La familia debería dejar de lado los pensamientos de venganza y hacer un trato.
En ocasiones he pensado que El Padrino de Coppola, Puzo, Brando y Pacino, con sus múltiples interpretaciones y más allá de ser una obra técnicamente magistral sobre la mafia italoamericana, es en sí misma una escuela en la que muchas de sus enseñanzas y acciones deben ser llevadas a seria reflexión. Por ello, en su 50 aniversario, estimo que bien vale la pena volver a verla.
Dr. Uvencio Blanco Hernández
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