Frank Tor lloró tanto que se convirtió en pez. Después se arrepintió tanto de haber llorado, que odió ser pez (sus lágrimas no tienen valor en las profundidades del mar), y así, de tanto llorar de ser pez, Frank Tor es hoy el único hombre-pez que existe y se cree que jamás podrá ser encontrado para preguntarle porqué ha llorado tanto.
Gabriel Jiménez Emán
Gabriel Jiménez Emán
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