A 70 años de su partida, Carlos Solero recuerda al gran Discepolín.
El 23 de diciembre de 1951 se apagó la vida de uno de los más grandes poetas de la Región Argentina, Enrique Santos Discépolo.
En efecto, Discepolín había nacido en Buenos Aires en el seno de una familia de inmigrantes italianos, su vida estuvo plagada de desdichas y de alguna que otra alegría. Su padre falleció cuando él era muy pequeño y su madre cuando Enrique contaba con solo nueve años, la frágil salud de E. S. Discépolo contrastaba con su talento exhibido ya con precocidad cuando comenzó en la actuación teatral a los dieciséis años.
La orfandad de padre y madre de Discepolín hizo que su educación y guía estuvieran a cargo de su hermano el dramaturgo anarquista Armando Discépolo, el ámbito del teatro fue un abrevadero en el cual el joven Enrique se vinculó con actrices, actores, escritores, poetas, músicos, escenógrafos y cantantes.
La incursión de Discepolín en el tango, el teatro y el cine tiene rasgos singulares que han dejado huellas y marcas indelebles, tangos como Uno, Yira yira, Cambalache, películas como El hincha y Tres corazones, obras como Blum son referentes insoslayables del arte popular de todos los tiempos.
Enrique Santos Discépolo un verdadero radiógrafo social que analizó con agudeza y lucidez la crisis de la sociedad, a la par que puso al desnudo la hipocresía y las imposturas así como también la fragilidad y lo efímero de la existencia humana.
Lo evocamos con estas líneas en tiempos en que la vigencia de sus versos y sus decires es indudable.
Carlos A. Solero
En efecto, Discepolín había nacido en Buenos Aires en el seno de una familia de inmigrantes italianos, su vida estuvo plagada de desdichas y de alguna que otra alegría. Su padre falleció cuando él era muy pequeño y su madre cuando Enrique contaba con solo nueve años, la frágil salud de E. S. Discépolo contrastaba con su talento exhibido ya con precocidad cuando comenzó en la actuación teatral a los dieciséis años.
La orfandad de padre y madre de Discepolín hizo que su educación y guía estuvieran a cargo de su hermano el dramaturgo anarquista Armando Discépolo, el ámbito del teatro fue un abrevadero en el cual el joven Enrique se vinculó con actrices, actores, escritores, poetas, músicos, escenógrafos y cantantes.
La incursión de Discepolín en el tango, el teatro y el cine tiene rasgos singulares que han dejado huellas y marcas indelebles, tangos como Uno, Yira yira, Cambalache, películas como El hincha y Tres corazones, obras como Blum son referentes insoslayables del arte popular de todos los tiempos.
Enrique Santos Discépolo un verdadero radiógrafo social que analizó con agudeza y lucidez la crisis de la sociedad, a la par que puso al desnudo la hipocresía y las imposturas así como también la fragilidad y lo efímero de la existencia humana.
Lo evocamos con estas líneas en tiempos en que la vigencia de sus versos y sus decires es indudable.
Carlos A. Solero
CONVERSATION