La aproximación a la escritura de Agota Krystof se la debo al generoso compartir de textos trascendentes y vitales por parte de una querida amiga.
En efecto, un fragmento de la novela La analfabeta, ejerció sobre mí un efecto automático de curiosidad sobre esta escritora, poeta y dramaturga nacida en Hungría en 1935.
Nada es gratuito en nuestras vidas y mucho menos las situaciones de opresión y desarraigo.
Agota Krystof, padeció como millones de seres humanos las calamidades de la guerra y de la expansión imperial en diversas épocas.
Luego del aplastamiento de la Revolución Húngara de 1956 por las tropas de la ex URSS debió emigrar a Suiza.
En el país helvético, aprendió el francés mientras trabajaba como obrera en una fábrica de relojes.
Los escritos iniciales de Agota Krystof fueron en húngaro pero sus obras más notables las escribió en francés, esta segunda lengua le permitió un distanciamiento para narrar las peripecias y avatares de vidas acechadas por el dolor.
Entre las obras de A. Krystof podemos mencionar: La analfabeta (Relato), El tríptico Claus y Lucas conformado por El gran cuaderno, La prueba y La tercera mentira, y además No importa.
Una escritora con potencia poética, a veces las temáticas de Krystof nos remiten a los libros del austriaco Thomas Bernhard.
Agota Krystof escribió en su novela La tercera mentira: "El ruido de las máquinas me ayuda a escribir. Presta ritmo a mis frases, despierta imágenes en mi cabeza."
Un aserto inquietante que confirma los dichos de Roberto Arlt cuando hay necesidad de escribir dando testimonio vital no son las comodidades lo que propicia la escritura.
Carlos A. Solero
Agosto de 2021
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