A Alejandro Pérez Leiva
El idioma griego ha sido motivo de conflicto entre los sectores conservadores de la sociedad de ese país pretendiendo imponer la lengua escrita y quienes defendían la lengua hablada, la del pueblo llano.
Como señala con acierto Horacio Castillo en el prólogo a la antología Seis poetas griegos: “La beligerancia lingüística retrasó la evolución de la poesía griega que recién en siglo XIX comienza a escribirse en lengua hablada. Tal conquista, iniciada por Dionisos Solomós (1798-1857), se afianza con escritores modernistas como Kostis Palamás, Angelos Sikelianós, Nikos Kazantzakis.”
Constantino Kavafis (1863-1933) de algún modo también sigue el derrotero antedicho.
Yorgos Seferis (1900-1971) junto a Yanis Ritsos (1909-1990) y Odysseas Elytis (1911-1996), pertenecen a la llamada Generación del 30 que con sus obras brindaron a la poesía helénica y a la universal uno de los momentos más brillantes y estelares.
Sin prescindir de la rica tradición la combinaron con recursos estéticos del arte europeo legándonos libros magníficos y singulares.
Me acerqué a la poesía de Yanis Ritsos gracias a la generosa actitud de un querido amigo, actor docente y luchador social.
El impacto de los poemas de Ritsos, es de una potencia tal que cada verso emerge claramente de sus vivencias.
Hombre que ha superado la adversidad desde niño con fortaleza y coraje.
Las múltiples desdichas que genera la pobreza, la temprana muerte de su madre y otros familiares a causa de la tuberculosis. La demencia de su hermana y de su padre fallecido en un hospicio.
Yanis Ritsos, tuvo que librar muchas batallas y la poesía fue una de sus armas de combate por la supervivencia y la dignidad.
Padeció la persecución, el presidio, la censura y hasta la quema de su poema Epitafio frente a la Acrópolis del Partenón en Atenas.
Entre las obras de Y. Ritsos es posible mencionar Agamenón, la Sonata del claro de luna inspirada en la composición musical de Ludwig van Beethoven, La casa muerta, 12 poemas para Kavafis, Romisioni y La dama de las viñas.
Los déspotas no pudieron doblegar a Ritsos y su poesía continúa haciendo vibrar, es una épica de la vida y la lucha contra lo injusto en todo tiempo y lugar.
Carlos A. Solero
Julio de 2021
Busto de Ritsos en Monemvasia, su ciudad natal |
El silencio de los hombres
(Fragmento de El río y nosotros)
Quiero mostrarte todos los cuartos
El blanco, el rosa, el pistachio, el negro
Y los viejos armarios y los baúles y los pequeños cajones
Y los sótanos con las tinajas vacías y los muebles rotos
Abrirte todas las puertas y ventanas
Mostrarte los astros por todos lados
Hablarte de la sombra que crece en la pared cuando se
Enciende la lámpara
De los dos cansados triángulos que dibuja la luz
De la luna en el rellano de la escalera
Como dos codos que se apoyan en las rodillas de la
tristeza
hablarte de la pequeña sonrisa que se oculta en un vaso
de agua
del gran dolor que se oculta bajo la sonrisa
y el vello del fruto que tortura los dedos del amor
mostrarte cuán pequeño soy
cuán grande soy
para que no quede nada mío para que no sea nada tuyo
para unirnos más allá de nuestros cuerpos separados
Yanis Ritsos
(Fragmento de El río y nosotros)
Quiero mostrarte todos los cuartos
El blanco, el rosa, el pistachio, el negro
Y los viejos armarios y los baúles y los pequeños cajones
Y los sótanos con las tinajas vacías y los muebles rotos
Abrirte todas las puertas y ventanas
Mostrarte los astros por todos lados
Hablarte de la sombra que crece en la pared cuando se
Enciende la lámpara
De los dos cansados triángulos que dibuja la luz
De la luna en el rellano de la escalera
Como dos codos que se apoyan en las rodillas de la
tristeza
hablarte de la pequeña sonrisa que se oculta en un vaso
de agua
del gran dolor que se oculta bajo la sonrisa
y el vello del fruto que tortura los dedos del amor
mostrarte cuán pequeño soy
cuán grande soy
para que no quede nada mío para que no sea nada tuyo
para unirnos más allá de nuestros cuerpos separados
Yanis Ritsos
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