por Irma Verolín
(Ediciones Ciccus Literaria, Buenos Aires, 2021, 144 páginas)Desde el primer cuento, «El mar», se nota por su notable prosa que Irma Verolín es una enamorada de las palabras, las que emplea con sumo oficio y ritmo en extensas oraciones.
«El mar» es como un ruido de fondo que acompaña a dos amigas acosadas por la soledad. Pese a que solo tiene dos personajes el cuento no deja de brindar sorpresas continuamente.
«Paraguayo tomando café» ofrece un inesperado desenlace acompañado por una ocurrencia turbadora.
En «Un gato» la autora se centra en el misterio de las palabras, a las que considera portadoras de significados y, la vez, de confusión. Así, en «Entropía» encontramos la siguiente aseveración: “Quién no sabía que las cosas del mundo se contagian tarde o temprano de la cadencia de las palabras”. Curiosamente este principio científico termina infiltrándose en la vida de un matrimonio.
El humor recorre «Corpiños», que gira alrededor de esa gema tan codiciada por los hombres que es el seno femenino.
«Encuentros en la calle» está impregnada de melancolía sobre el paso del tiempo y la erosión que causa en nuestra apariencia física.
Con el curioso título de «El prodigioso encanto del perejil», Verolín alude a la incomprensión y falta de diálogo que experimenta el matrimonio protagonista.
Una forma original de indicar el nuevo mundo que se instaló con la virtualidad propone «Amiga mía». Es como si ya no fuéramos seres humanos de carne y hueso y nos hubiésemos transformado en mails y whatsapp.
En «Dos mujeres», Germán es un solitario que vive de recuerdos y situaciones imaginadas, es decir una existencia sin sentido.
«La teoría del último desencanto» se centra en una abuela completamente pesimista y desilusionada, cuya nieta utiliza esa misma frustración para acceder a un universo más pleno al que enriquece con sus propias vivencias.
Una pareja tiene relaciones frecuentes en un «Hotel» –de allí el título del cuento– cuyas habitaciones están saturadas de horribles cuadros pintados por una ex compañera del secundario de la mujer. Sin embargo, estas pinturas indigeribles provocan en ella una variada gama de asociaciones y recuerdos.
«El misterio de las cucarachas» bordea lo terrorífico y hace evocar los relatos de Stephen King. El final resulta perspicaz y sorpresivo.
En «Vacaciones del setenta y cinco» se describe las peripecias de un veraneo entre amigas, el cual – como el del cuento–, frecuentemente fracasa.
«Hombre solo» relata los tics y modismos de las mujeres que asisten a una fiesta de cumpleaños de un hombre que vive solo.
Un personaje masculino describe la nieve que ve por la ventana anulando así la luminosidad que caracteriza ese día. La melancolía y la soledad impregnan «Niebla en la ventana».
En «Viaje al Paraguay», los personajes no se conocen a fondo y malinterpretan sus gestos y diálogos.
«El congreso del árbol» es una narración muy ilustrativa al describir las situaciones ridículas que suelen ocurrir en las reuniones literarias, así como los romances fugaces que finalmente no se concretan.
Fervorosas historias de mujeres y hombres es un libro muy recomendable por su calidad literaria, los numerosos temas que trata, y la profundidad de sus reflexiones..
Irma Verolín recibió numerosas distinciones, entre las que se destacan los primeros premios que obtuvo: el Emecé (1993-94), Fondo Nacional de las Artes (1987), Municipal de la Ciudad de Buenos Aires (1997-99), Internacional Horacio Silvestre Quiroga (1992), Nacional Macedonio Fernández ((2012), Internacional de Puerto Rico (2000), Internacional de novela Mercosur (1997). En narrativa publicó los libros de cuentos: Hay una nena que gira, La escalera del patio gris, Una luz que encandila, Una foto de Einstein tocando el violín, además de las novelas El puño del tiempo, El camino de los viajeros y La mujer invisible. También escribió varios libros de literatura infantil, entre los que sobresalen La gata sobre el teclado y La lluvia sobre el mundo. En poesía publicó De madrugada, Árbol de mis ancestros y Los días, este último premiado por la Fundación Victoria Ocampo. Algunos de sus trabajos fueron traducidos al inglés y al alemán.
Germán Cáceres
«El mar» es como un ruido de fondo que acompaña a dos amigas acosadas por la soledad. Pese a que solo tiene dos personajes el cuento no deja de brindar sorpresas continuamente.
«Paraguayo tomando café» ofrece un inesperado desenlace acompañado por una ocurrencia turbadora.
En «Un gato» la autora se centra en el misterio de las palabras, a las que considera portadoras de significados y, la vez, de confusión. Así, en «Entropía» encontramos la siguiente aseveración: “Quién no sabía que las cosas del mundo se contagian tarde o temprano de la cadencia de las palabras”. Curiosamente este principio científico termina infiltrándose en la vida de un matrimonio.
El humor recorre «Corpiños», que gira alrededor de esa gema tan codiciada por los hombres que es el seno femenino.
«Encuentros en la calle» está impregnada de melancolía sobre el paso del tiempo y la erosión que causa en nuestra apariencia física.
Con el curioso título de «El prodigioso encanto del perejil», Verolín alude a la incomprensión y falta de diálogo que experimenta el matrimonio protagonista.
Una forma original de indicar el nuevo mundo que se instaló con la virtualidad propone «Amiga mía». Es como si ya no fuéramos seres humanos de carne y hueso y nos hubiésemos transformado en mails y whatsapp.
En «Dos mujeres», Germán es un solitario que vive de recuerdos y situaciones imaginadas, es decir una existencia sin sentido.
«La teoría del último desencanto» se centra en una abuela completamente pesimista y desilusionada, cuya nieta utiliza esa misma frustración para acceder a un universo más pleno al que enriquece con sus propias vivencias.
Una pareja tiene relaciones frecuentes en un «Hotel» –de allí el título del cuento– cuyas habitaciones están saturadas de horribles cuadros pintados por una ex compañera del secundario de la mujer. Sin embargo, estas pinturas indigeribles provocan en ella una variada gama de asociaciones y recuerdos.
«El misterio de las cucarachas» bordea lo terrorífico y hace evocar los relatos de Stephen King. El final resulta perspicaz y sorpresivo.
En «Vacaciones del setenta y cinco» se describe las peripecias de un veraneo entre amigas, el cual – como el del cuento–, frecuentemente fracasa.
«Hombre solo» relata los tics y modismos de las mujeres que asisten a una fiesta de cumpleaños de un hombre que vive solo.
Un personaje masculino describe la nieve que ve por la ventana anulando así la luminosidad que caracteriza ese día. La melancolía y la soledad impregnan «Niebla en la ventana».
En «Viaje al Paraguay», los personajes no se conocen a fondo y malinterpretan sus gestos y diálogos.
«El congreso del árbol» es una narración muy ilustrativa al describir las situaciones ridículas que suelen ocurrir en las reuniones literarias, así como los romances fugaces que finalmente no se concretan.
Fervorosas historias de mujeres y hombres es un libro muy recomendable por su calidad literaria, los numerosos temas que trata, y la profundidad de sus reflexiones..
Irma Verolín recibió numerosas distinciones, entre las que se destacan los primeros premios que obtuvo: el Emecé (1993-94), Fondo Nacional de las Artes (1987), Municipal de la Ciudad de Buenos Aires (1997-99), Internacional Horacio Silvestre Quiroga (1992), Nacional Macedonio Fernández ((2012), Internacional de Puerto Rico (2000), Internacional de novela Mercosur (1997). En narrativa publicó los libros de cuentos: Hay una nena que gira, La escalera del patio gris, Una luz que encandila, Una foto de Einstein tocando el violín, además de las novelas El puño del tiempo, El camino de los viajeros y La mujer invisible. También escribió varios libros de literatura infantil, entre los que sobresalen La gata sobre el teclado y La lluvia sobre el mundo. En poesía publicó De madrugada, Árbol de mis ancestros y Los días, este último premiado por la Fundación Victoria Ocampo. Algunos de sus trabajos fueron traducidos al inglés y al alemán.
Germán Cáceres
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