Johann Sebastian Bach concibió una obra monumental para solistas, doble coro y doble orquesta para evocar el relato religioso.
Con una duración de más de dos horas y media, es la obra más extensa del compositor, pensada para servir en el oficio vespertino del Viernes Santo de 1727, en la iglesia de Santo Tomás, en Leipzig.
Bach pensó este extenso fresco musical del barroco como una sucesión de coros, escenas de conjunto, corales luteranos y arias bellísimas. En el final, para doble coro y orquesta, se escucha el lamento comunal por la muerte de Jesucristo.
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