Germán Cáceres reseña Los índalos, película que acaba de estrenar Gato Martínez Cantó, quien comenzará el Seminario de desarrollo de proyectos documentales para cine y TV.
Ante todo hay que aclarar que los indalos son figuras rupestres que se encuentran principalmente en Almería (Andalucía). Para varios intelectuales representan la silueta de un hombre ancestral que sostiene un arcoíris. Se le suele asignar un atributo protector contra los malos espíritus.
Aurora Sáchez, la relatora –y en cierta forma protagonista de este documental, ya que se basa en su traumática vida– tiene dos índalos en su vivienda de Nicaragua, que representan a su hermano Roberto y a su hijo Iván, ambos participantes del intento de copamiento del cuartel militar de La Tablada, durante el cual murió el primero y el segundo se convirtió en un desaparecido.
Los buenos augurios de los índalos no son por supuesto estos desenlaces fatales, sino la fe en la vida por parte de Aurora y la convicción de que debe transitársela con dignidad. La asistió en esta empresa su solidaria hija Mayra, hermana de Iván y sobrina de Roberto, que está tratando que estas dos fuertes figuras del pasado no le impidan forjar su futuro.
Pero la militancia y la política signarán el desgarrador periplo vital de Aurora, pues su padre participó junto a los republicanos en la guerra civil española. Finalmente este pudo huir a un campo de refugiados francés y luego trasladarse con su familia a Buenos Aires (Aurora repite una frase de él: “Lo malo no es irte de tu país, sino que te echen”).
El gran mérito de los directores y guionistas Gato Martínez Cantó, Santiago Nacif y Roberto Persano es no participar en las declaraciones y testimonios de Aurora Sánchez y de su hija Mayra, como tampoco en las intervenciones de otros testigos (un fotógrafo, el hijo de Roberto, un ensayista, un amigo nicaragüense de Iván, la novia de éste –también de Nicaragua–). La finalidad de la película es registrar las terribles pérdidas que sufrió la protagonista, que sin embargo no ha quebrado su fe en la vida y tampoco cuestionado las decisiones tomadas por sus seres queridos. Además, esas cicatrices que tanto martirizan su alma no le impiden ser habitada por la presencia invisible de Iván en cuanto pronuncia su nombre.
Aurora Sánchez junto a Mayra regresaron a Nicaragua, donde viven en la actualidad. Son primorosas y conmovedoras las escenas que captan sus playas y sus pueblos. Aurora comienza a ser invadida por los recuerdos y entonces deciden viajar por España y evocar a sus antepasados a través del aroma de plantas y flores, como lo realizó literariamente Marcel Proust. Cuando también visitan Francia (donde se puede apreciar el inefable encanto de París) toman nota del monolito que se erigió cerca de la frontera con España, en honor de los heroicos soldados republicanos, entre ellos el padre de Aurora y abuelo de Mayra. En Buenos Aires hay lugar para el mágico barrio de la Boca, pero también muestra el doloroso entierro de las cenizas de Roberto y el horror de las escenas bélicas en el cuartel. Todos estos logros se debieron al trabajo de cámara de Emiliano Penelas (responsable de la fotografía) junto a los directores Roberto Persano y Gato Martínez Cantó. El resto del equipo técnico colaboró muy profesionalmente para plasmar una película de resonancias humanísticas y, a la vez, conmovedora.
Germán Cáceres
Los índalos
(Argentina, 78 minutos, color, 2019)
Guion y dirección: Gato Martínez Cantó, Santiago Nacif y Roberto Persano
Producción: Paimún Cine - Sigil Comunicación & Sociedad
Dirección de Fotografía: Emiliano Penelas (ADF)
Montaje: Omar Neri y Monica Simoncini.
Sonido: Lucho Corti
Animación: Martín Céspedes
Música original: Nicolás Esperante
Diseño Gráfico: Sebastían Jiménez
Cámara: Emiliano Penelas - Roberto Persano – Gato Martinez Cantó
Asistente de fotografía: Darío Longobucco
Corrección de color: Patricia Batlle
En cartel en el Cine Gaumont, Rivadavia 1635.
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