de Alberto Laiseca
(Editorial Muerde Muertos, Buenos Aires, 2017, 104 páginas)
Ricardo Piglia aseveró sobre Los Sorias, de Alberto Laiseca (1941-2016): “la mejor novela que se ha escrito en la Argentina desde Los siete locos, de Roberto Arlt”. Laiseca incursionó, además, en el cuento, el ensayo y la poesía. En el prólogo titulado «Ese agujero no soy yo», que es una inteligente introducción a unos textos difíciles de apreciar, Carlos Marcos y José María Marcos comentan que este libro es “…un breviario donde la descripción de técnicas sádicas y masoquistas conviven sin empujarse con aforismos, la comedia negrísima, el humor esquizofrénico, la reescritura creativa, opiniones científicas…” A su vez, Selva Almada, a quien está dedicado el manual y que en su momento fue alumna del autor, comenta que “una noche llegamos al taller y nos dijo que iba a leernos un decálogo sadomasoquista que se le había ocurrido (…) y le dije: podría escribir un libro con esos textos…”
Muchos de los comentarios del autor podrán escandalizar a algunos lectores y hacer reír a otros, pero algunos resultan sin duda ingeniosos: “El sádico es un representante del sexo débil. La masoquista es un representante del sexo fuerte. Tú me representas, yo te represento. Sé perfectamente, amor mío, que tú tienes todo el poder. Úsalo con discreción y amor o vas a destruirme.”. Asimismo, se encuentran algunas ocurrencias desopilantes: “Detrás de todo gran hombre hay una gran víctima.”, como también lo son las audaces «Paráfrasis martinfierristas” o sentencias inesperadas (“El paraíso es hoy. El mañana siempre será el infierno. Lo sabemos pero ¿qué podemos hacer? El hoy pasa. El mañana queda.” Todas estas frases calan hondo en este tipo de relación perturbadora que es frecuentemente volcada en filmes de cineastas consagrados (p.e. Lars von Trier) o en exposiciones fotográficas contemporáneas.
Hay dieciséis opiniones sobre física, matemática, arqueología y economía. Se trata de brillantes humoradas que revelan que el escritor posee conocimientos científicos. Y dado la variedad de temas que se abordan con prosa concisa, de párrafos cortos y bien elaborados, puede también entenderse que el libro pertenece a la categoría literaria llamada miscelánea.
Laiseca suele curarse en salud: "Al que pretenda que las minas tienen la culpa de todo, le digo: usted está equivocado (y esto por ser suave). Ellas han sido más castigadas que nosotros. No nos podemos quejar si nos hemos quedado sin compañera”. Y pese a su desparpajo destila permanentemente un amargo escepticismo.
Logrados y acertados los dibujos de Carlos Marcos. Se luce aplicando pinceladas negras sobre figuras blancas o rodeándolas. Profesional y de excelente composición y equilibrio el diseño de tapa e interior de Mica Hernández.
Groucho Marx –si pudiera leer Manual Sadomasoporno– lo calificaría como una chispeante boutade.
Germán Cáceres
CONVERSATION