de Liliana Allami
(Fondo Editorial Estado de México, México, 2017, 112 páginas)
En los trece cuentos que conforman esta colección se destaca la prosa cuidada y de sutil perfección que caracteriza a Liliana Allami. Sobresale el amor a las palabras y el placer literario que surge de la más mínima descripción: "Hasta que un día se quedó prendada de una frase y comprendió que a veces, la unión de dos palabras, aún las más sencillas, viene cargada de un sentido nuevo”, comenta en «Después de aquello», una narración circular, de final inesperado. O en «Cinco corazones verdes», un emoticon enviado a través de un whatsapp genera un torbellino de sensaciones en su protagonista. Pero también apela, en «Insomnio», a una escritura caudalosa, plena de imágenes que se asocian como si tuvieran vida propia.
En el primer cuento, «Yo, la señorita Cora», se instala un clima melancólico, con un tinte amargo y desbordante de sensibilidad femenina. No sólo su título remite a Julio Cortázar, sino también su ámbito expectante, como en esa visión de un balcón de «Este dolor dormido», donde posiblemente se esté cometiendo un femicidio.
En «Las cosas de fondo» prima la intuición psicológica, las vivencias íntimas y la dificultad de alcanzar una vida feliz. Porque, tal vez, una pareja donde impere un cariño entrañable sea algo inalcanzable.
«La otra cara» alude a ese costado sufriente de todo ser humano, esa zona que se quiere sepultar “…sí, la tensión, los esfuerzos que hacía para mantener apretados en distintas partes de mi cuerpo, ciertos asuntos que había decidido enterrar envueltos en celofanes de colores”. Y la soledad resulta impiadosa, como se manifiesta en las alucinaciones de «Lo callado»: “Tengo una doble vida. Una exterior, visible, manifiesta, muchos dirían que auténtica, como si la otra, la interior, privada, paralela, no fuera igual de auténtica”.
Los conflictos de familia –los cuales no dan respiro a las personas– hacen cometer actos impensables, como se advierte en «El viejo». La sumisión hacia una madre puede derivar en una autodestrucción imperceptible («Siempre la misma»), así como en «Annette» la exclusión o discriminación de los otros miembros no solo generan dolor sino también una implacable soledad.
«Clea» profundiza en las contradicciones de los sentimientos ambivalentes y «Por culpa de la lluvia» alude con humor a los temores a envejecer que en general asuelan a la mujer.
La autora nació en Buenos Aires y ha publicado los libros de cuentos Para mí que fue por eso (1997), Un impulso escondido (2001), Eso sin nombre (2004), Novia que te veamos (2008), La vuelta del deseo (2013), Tres cuentos (2016), y la novela El verbo justo (2016). Logró numerosos premios en el país y en el exterior; el que texto que se comenta, Las cosas de fondo, obtuvo mención honorífica en cuento en el Certamen Internacional de literatura «Sor Juana Inés de la Cruz», convocado por el Gobierno del Estado de México.
Germán Cáceres
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