de Liliana Allami
(Vinciguerra Hechos de Cultura, Buenos Aires, 2016, 32 páginas)
Liliana Allami es una cuentista nata y otorga a sus obras el sentido de unidad circular que el género reclama. Así, en «Bajo el caparazón» su escritura revela el cariño que siente por las frases y las imágenes, a través de las cuales capta la interioridad de una mujer que se siente sola y frustrada mientras cena con su marido langostinos en un restaurante. El remate final, melancólico y pleno de tristeza, no descarta un toque irónico, hasta humorístico: “Estuve años al lado de mi esposo mirando de costado (…) Lo dejé solo. Sin embargo, él mantiene inalteradas sus pasiones. Al menos por mí y los langostinos” Para señalar las diferencias personales le basta comentar que él los pela con la mano en tanto ella, que es pintora, piensa en sus cuadros.
Con gran sentido de la síntesis y economía de recursos «Peter» plantea los pormenores conflictivos de una familia. Y describe con sensibilidad cómo un hombre huraño, solitario y poco sociable, encuentra en una mascota (un gato), la comprensión y el cariño que no halla entre los seres más íntimos.
Hay en «Acá» una brillante descripción por parte de una hija que narra en primera persona y percibe que su padre anciano tal vez esté próximo a morir, “como si recién hoy, a los ochenta y cinco años, se hubieran resquebrajado sus certidumbres arraigadas” Asimismo está abordado con altura el difícil tema de la muerte.
Liliana Allami ha publicado los cuentos Para mí que fue por eso (1997); Un impulso escondido (2001); Eso sin nombre (2004); Novia que te vemos (2008), al que pertenece «Bajo el caparazón»; y La vuelta del deseo (2013), que incluyen «Peter» y «Acá». Su libro El verbo justo obtuvo el Premio Único de Novela inédita, bienio 2010 -2011, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Varios de sus trabajos fueron distinguidos en otros concursos del país y del exterior.
Germán Cáceres
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