de John Banville
(Alfaguara, Buenos Aires, 2016, 296 páginas)
En cierta forma esta novela responde a una visión muy difundida en este siglo XXI: la imposibilidad de captar la realidad, o si se quiere la verdad que anida en el universo (“¡No existe la cosa-en-sí, tan solo sus manifestaciones!”). Hay profundas reflexiones sobre el cosmos, los mundos paralelos y la cuestión del tiempo según la física cuántica (“Pero el mundo es resistente, vive de espaldas a nosotros en alegre comunión consigo mismo. El mundo no nos permite entrar en él.”).
Puede entenderse, también, como un monólogo interior del protagonista, el pintor Oliver Orway Orme, que relata su accidentada y malograda vida, que derivó en un calamitoso desenlace. Es, además, un cleptómano que roba por el sólo hecho de disfrutar de un profundo estremecimiento: evoca, sin proponérselo, a la obra Del asesinato considerado como una de las bellas artes, de Thomas de Quincey.
Oliver se siente absolutamente frustrado (“Estoy acabado, soy un saco de dolor, de arrepentimiento, de culpa.”). Entre otras cosas porque se agotó su inspiración plástica, pero ello es consecuencia de sus carencias afectivas y de sus actos egoístas y sin rumbo. Pero los otros personajes adolecen de defectos similares, no son rescatables y menos aún queribles. Banville describe la ausencia de valores de sus atormentadas existencias, dominadas por las dudas y las contradicciones. Demuestra ser un agudo psicólogo, sobre todo de la actividad del inconsciente: la introspección del protagonista es constante.
El autor relata con morosidad utilizando una prosa superlativa y exquisita: enlaza las palabras buscando su sonoridad. El lector se regocija con el lenguaje poético de este orfebre del lenguaje: “Pero recuerdo tardes de soleada quietud que ya no existen, cuando el cielo, de un profundo turquesa, contenía una oscuridad palpitante en su cénit y la luz sobre la tierra talada parecía ebria de su propia densidad …”. La narración da rodeos, oscila desde el presente para volver al pasado y mencionar vagamente una parte del futuro desarrollo. Soberbia la traducción de Nuria Barrios.
Por sus citas culturales el escritor demuestra poseer una extraordinaria versación, sobre todo respecto a la historia de la pintura (en una época intentó ser pintor).
John Banville (Wexford, Irlanda, 1945) ha recibido el Premio Broker en 2005 por El mar, en 2011 el Premio Franz Kafka y en 2013 el Premio Austriaco de Literatura Europea. En España obtuvo los Premios Leteo y Liber, y en 2014 le fue otorgado el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Es candidato permanente al Premio Nobel. Bajo el seudónimo de Benjamín Black escribió notables novelas policiales, entre ellas La rubia de ojos negros (2014).
Germán Cáceres
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