Uno es un número solitario
de Bruce Elliott
(La Bestia Equilátera, Buenos Aires, 2014, 176 páginas)
Narra la fuga de la cárcel de Larry Camonille. Es una auténtica crook story, es decir, una novela policial enfocada desde el comportamiento del delincuente, a la manera de A quemarropa (1952), de Richard Stark, protagonizada por Parker, un asesino implacable y además un ganador, mientras que el desdichado Larry es un perdedor nato, que nada le sale bien, con un destino fatal que tiñe a la historia de un aliento trágico cargado de escepticismo.
La narración cautiva por la capacidad de síntesis, el estilo seco, los diálogos cortantes y las descripciones crudas (“Hacía un calor apestoso, un calor típico de Chicago, un calor de conventillo, un calor de prostíbulo”). La traducción de Carlos Gardini es un puntal para poder disfrutar de la lectura del libro.
A las pocas páginas se cruza con Larry una rubia hermosa y provocativa, aunque un tanto madura, que hace temer que la novela se descarrile hacia un lugar común, pero Elliott lo evita con gran habilidad haciendo que la historia gire en otra dirección.
En su huída, Larry arriba a un pueblo cuyos habitantes se caracterizan por su sordidez y su dependencia del alcohol. Es una trama de bajas pasiones, de personas siniestras dispuestas a matar. Salvo Larry, que muestra firmeza y carácter, los demás hombres están quebrados y dominados por las mujeres. Por su clima y tensión, la novela evoca El cartero siempre llama dos veces (1934), de James M. Cain.
Los vericuetos que debe transitar Larry en su intento de huida de la policía hacen que la lectura subyugue y se vaya tornando irresistible, porque empiezan a revelarse los atroces propósitos de los personajes.
Pero en medio de tanta sordidez y maldad, nace el amor entre dos seres que padecen una extrema soledad: Larry y Jan, jovencita de apenas catorce años.
El autor no escatima sorpresa y logra un suspenso del que solo es capaz el cine. Ha escrito un texto que bien puede pasar por un guión de una película del género negro norteamericano. Como afirma Luis Gusmán en Ñ del 2.8.14: “…un estilo que delata que tanto el lector como los personajes de la novela viven con el corazón en la boca”.
Uno es un número solitario apareció por primera vez en 1952. Otras novelas de Bruce Elliott (Nueva York, 1914-1973) son You´ll Die Laughing (1945), Asylum Earth (1968) y The Rivet in Grandfahter´s Neck (1970). Fue además guionista de televisión y mago (escribió seis manuales sobre el tema).
Germán Cáceres
Este libro forma parte del catálogo de la Biblioteca. Siendo socio puede retirarlo para su lectura.
(La Bestia Equilátera, Buenos Aires, 2014, 176 páginas)
Narra la fuga de la cárcel de Larry Camonille. Es una auténtica crook story, es decir, una novela policial enfocada desde el comportamiento del delincuente, a la manera de A quemarropa (1952), de Richard Stark, protagonizada por Parker, un asesino implacable y además un ganador, mientras que el desdichado Larry es un perdedor nato, que nada le sale bien, con un destino fatal que tiñe a la historia de un aliento trágico cargado de escepticismo.
La narración cautiva por la capacidad de síntesis, el estilo seco, los diálogos cortantes y las descripciones crudas (“Hacía un calor apestoso, un calor típico de Chicago, un calor de conventillo, un calor de prostíbulo”). La traducción de Carlos Gardini es un puntal para poder disfrutar de la lectura del libro.
A las pocas páginas se cruza con Larry una rubia hermosa y provocativa, aunque un tanto madura, que hace temer que la novela se descarrile hacia un lugar común, pero Elliott lo evita con gran habilidad haciendo que la historia gire en otra dirección.
En su huída, Larry arriba a un pueblo cuyos habitantes se caracterizan por su sordidez y su dependencia del alcohol. Es una trama de bajas pasiones, de personas siniestras dispuestas a matar. Salvo Larry, que muestra firmeza y carácter, los demás hombres están quebrados y dominados por las mujeres. Por su clima y tensión, la novela evoca El cartero siempre llama dos veces (1934), de James M. Cain.
Los vericuetos que debe transitar Larry en su intento de huida de la policía hacen que la lectura subyugue y se vaya tornando irresistible, porque empiezan a revelarse los atroces propósitos de los personajes.
Pero en medio de tanta sordidez y maldad, nace el amor entre dos seres que padecen una extrema soledad: Larry y Jan, jovencita de apenas catorce años.
El autor no escatima sorpresa y logra un suspenso del que solo es capaz el cine. Ha escrito un texto que bien puede pasar por un guión de una película del género negro norteamericano. Como afirma Luis Gusmán en Ñ del 2.8.14: “…un estilo que delata que tanto el lector como los personajes de la novela viven con el corazón en la boca”.
Uno es un número solitario apareció por primera vez en 1952. Otras novelas de Bruce Elliott (Nueva York, 1914-1973) son You´ll Die Laughing (1945), Asylum Earth (1968) y The Rivet in Grandfahter´s Neck (1970). Fue además guionista de televisión y mago (escribió seis manuales sobre el tema).
Germán Cáceres
Este libro forma parte del catálogo de la Biblioteca. Siendo socio puede retirarlo para su lectura.
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