de A.S.A. Harrison
(Black Salamandra, Buenos Aires, 2014, 320 páginas)
La novela está calificada como un domestic noir, y sus capítulos se suceden alternativamente bajo los títulos de “Ella” y “Él”, es decir, los integrantes de una pareja, procedimiento muy similar al de Vestido de novia (“Sophie” y “Franz”), de Pierre Lemaitre, un thriller también psicológico. Harrison mantiene cierto escepticismo sobre el amor de pareja (“La monogamia no está pensada para los hombres. O los hombres no están pensados para la monogamia…”, afirma un personaje) y, además, deduce que los seres humanos complican sus vidas como siguiendo un mandato. La narración por momentos avanza como si no pasara nada –aunque creando un leve suspenso mediante elipsis-, y de pronto surge una situación explosiva, de odios y pasiones incontrolables.
Jodi, la protagonista, se atendió cuando era estudiante con un psicoterapeuta que seguía la escuela de Alfred Adler y esas sesiones fueron enriquecedoras en cuanto a las revelaciones sobre su comportamiento y el de sus padres y hermanos. Ahora ella es psicóloga y analiza su realidad de acuerdo a las materias estudiadas: “…tu adaptación a la ida y al mundo que te rodea (tu marco psicogénico) ya existía antes de que fueras lo bastante mayor para salir de tu casa sin supervisión paterna”.
En la novela sobrevuela un cierto escepticismo, ya que los personajes – palpables, bien delineados y convincentes-, a pesar de sus búsquedas de felicidad y de plenitud, se estrellan contra la vida (“Las personas rebosan ambivalencia por naturaleza, las arrastran vientos inconstantes y caprichosos”). La autora es contundente para describir emociones y estados de ánimo.
La mujer de un solo hombre es una de esas novelas tan apasionantes que al lector le da pena terminarla.
La traducción de Gemma Rovira Ortega resulta impecable: salvo por algunos giros y vocablos muy españoles, parece escrita de primera mano por un compatriota.
Asombra la precisión de Harrison en el empleo de las palabras. Su prosa es fluida y de agradable lectura, hecha de frases breves, bien construidas e inundada de bellas imágenes (“... escuchaba la respiración del agua, sus ronquidos y sus suspiros, se sometía al inmenso vacío del cielo, cuyos pliegues infinitos descendían como una cascada hasta el mismísimo horizonte”).
La canadiense A.S.A. Harrison (1948-2013) fue artista y escritora de cuatro libros de no ficción, hasta que escribió esta, su primera novela, aclamada por la crítica mundial y con un impresionante éxito de ventas. Lamentablemente falleció de cáncer a los 65 años, antes de que este libro se publicase.
Germán Cáceres
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