de Almudena Grandes
(Tusquets editores, Buenos Aires, 2014, 768 páginas)
Como apunta el subtítulo, la acción se sitúa en Madrid durante 1940-1950.
La autora describe la situación horrible que se vivió en esta primera década del franquismo. La crisis económica que sobrevino después de terminada la contienda fue espantosa. No había trabajo, pero sí hambre, represión y cárcel para los simpatizantes de la Segunda República. (“Desde que acabó la guerra, yo sabía que lo peor estaba por llegar, que acechaba detrás de una hoja de cualquier calendario, pero jamás imaginé que fuera tan enorme, tan inabarcable, tan devastador”). En su narración utiliza varios raccontos para diseñar a los personajes y enumerar los hechos que desembocaron en esa etapa.
Están registrados con verismo el maltrato y la expoliación a que fueron sometidas las pupilas de un colegio católico en Bilbao. Además, las religiosas implantaron con sadismo sentimientos culposos en las adolescentes. Eso es lo que le sucedió a Isabel Perales (“Se limitó a sentirse culpable. Esa era la única educación que había recibido desde que llegó a aquel lugar”. / “…las palabras de las monjas, la difusa culpa que les atribuían como un pecado original, fue calando en sus conciencias como una lluvia fina, imperceptible,…”). Esta persona existió –hermana de Manolita en la ficción- y se contactó en 2008 con Almudena Grandes para contarle su cruel historia, que fue la fuente de inspiración de la novela.
Almudena Grandes menciona los “Episodios nacionales”, de Benito Pérez Galdós (1843-1920), ya que ella ha emprendido una tarea semejante con la Guerra Civil Española a través del lapso 1939/1964. Se trata de los “Episodios de una Guerra Interminable”, que conformarán seis novelas. Las tres bodas de Manolita es la tercera, y las dos primeras son Inés y la alegría (2010) y El lector de Julio Verne (2012), que recibieron rotundos elogios de la crítica e importantes premios (los tres forman parte del catálogo de la Biblioteca). Aún quedan pendientes: Los pacientes del doctor García, La madre de Frankenstein y Mariano en el Bidasoa.
Si bien este ciclo aspira a una totalidad narrativa para compendiar una época, Las tres bodas de Manolita lo logra por sí misma, más allá de los otros cinco títulos. La autora se ha declarado historiadora, y lo prueba con la exhaustiva investigación que acometió.
Varios méritos justifican el éxito de ventas de Almudena Grandes. En primer lugar su calidez, la simpatía y ternura de los protagonistas, a quienes los lectores logran imaginar como si los palparan o percibieran su respiración. Pese a los numerosos personajes que abundan en sus páginas, ninguno se parece a otro.
La prosa es maravillosa, plena de imágenes, símiles y metáforas, y despliega un ritmo y una armonía musicales. Su escritura se vuelve sensual al describir experiencias eróticas: “Que el placer era un misterio con color, con tacto y con sabor, brillante como la cola de un pavo real, sedoso como la caricia de una pluma, tan sólido que podía masticarse en el aire.”
Almudena Grandes adopta el más puro realismo, pero exhibe una visión romántica cuando describe con énfasis el amor entre Antonio Perales y Eladia Torres Martínez, esta última, tal vez, el personaje más idealista del libro.
En esta reflexión sobre la brutal irracionalidad del franquismo aparece la condición humana con sus contradicciones y fallas. “La guerra había hecho aflorar lo mejor, pero también lo peor de todos nosotros, hasta convertirnos en personas diferentes de las que habríamos seguido siendo en la paz.”
Otras obras de Almudena Grandes (Madrid, 1960) son las novelas Las edades de Lulú (XI Premio La Sonrisa Vertical), Te llamaré Viernes, Malena es un nombre de tango, Atlas de geografía humana, Los aires difíciles, Castillos de cartón y El corazón helado, y los libros de cuentos Modelos de mujer y Estaciones de paso.
Germán Cáceres
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