A propósito de la proyección de Lili Marleen, de Rainer W. Fassbinder, en el Cineclub La Rosa, publicamos el siguiente artículo de Carlos Penelas.
Una vez cerrado el cerco sobre el VI Ejército Alemán, los soldados soviéticos comenzaron a aplicar todo tipo de tácticas para desmoralizar a los alemanes. En algunos sectores enviaban una patrulla por la noche con un espantapájaros vestido de Hitler y una invitación a los soldados alemanes a dispararle. El espantapájaro estaba cargado con una trampa explosiva por si alguna patrulla quería retirarlo de su lugar. La policía secretar rusa, la NKVD, instaló un sistema de parlantes para transmitir mensajes a los alemanes. Durante horas, especialmente en la fría noche rusa, los soviéticos hacían sonar a todo volumen música de tango, a la que consideraban con la capacidad de transmitir un sentimiento adecuadamente siniestro, que desmoralizaba aún más a las tropas cercadas del enemigo. A las canciones de nuestra música popular, se le intercalaban mensajes recordándoles su desesperada situación.
Carlos Penelas
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