de Nicole Krauss
(Salamandra, Barcelona, 2012, 352 páginas)
La autora, en un reportaje que le realizó Andrés Hax para la revista Ñ, aclaró el sentido del título: “No es una casa en particular (...) siempre pienso en novelas como casas en las cuales vivo y en las cuales construyo desde adentro”.
La Gran Casa impresiona por su prosa maestra, de hondo lirismo y belleza. No es de extrañar porque Nicole Krauss (Nueva York, 1974) se inició con la poesía, siendo su mentor Joseph Brodsky, y fue finalista del Premio Poeta Novel de Yale. La calidad de su escritura se puede disfrutar plenamente gracias a la magistral traducción de Rita da Costa.
Esta tercera novela –las otras dos son Llega un hombre y dice (2002) y La historia del amor (2005)- no es lineal, sino que despliega un rompecabezas que trata sobre los conflictos de los sucesivos propietarios de un escritorio que tal vez haya pertenecido nada menos que a Federico García Lorca. En la citada entrevista la narradora confiesa que se basó en la estética del pintor Joseph Cornell, que ensamblaba objetos pequeños en cajas, y sobre el cual desarrolló su tesis académica en Oxford.
Narrada en primera persona, se inicia con Nadia, una exitosa escritora neoyorquina cuyo intenso trabajo la obliga a aislarse y perder el contacto social. Esta situación desemboca en el padecimiento de pánicos y alucinaciones. También es importante el poeta chileno Daniel Varsky, que regresa a su país para combatir la dictadura de Pinochet. Otros protagonistas son la enigmática Lotte Berg, que desarrolla su carrera literaria en Londres; un individuo que vive en Israel y, en una suerte de monólogo interior, desgrana los problemas insuperables que tiene con su hijo Dov; los hermanos Leah y Yoav, que residen en Jerusalén y se someten mansamente a su autoritario padre, George Weisz, un anticuario que se dedica a hallar muebles y objetos robados por los nazis a familias judías; Izzy, una estudiante que se enamora de Yoav; y, por último, Arthur Bender, el esposo de Lotte. Los personajes se abisman en introspecciones que llegan a los más profundos recovecos del alma, y reflejan el sufrimiento humano, la soledad, el dolor por la muerte de los seres queridos, los difíciles y sinuosos caminos del amor. Todos son carcomidos por la amargura: “Como si (...) hubieses estado esperando que la propia vida te traicionara, que te demostrara lo que siempre habías sospechado: lo poco que te tenía reservado aparte de desengaño y dolor”.
Un tema omnipresente es el de la creación literaria, que origina agudas reflexiones por parte de los personajes, especialmente de Nadia: “Me propuse contestar a la pregunta que los periodistas me habían formulado con cierta frecuencia, ¿Cree que los libros pueden cambiar las vidas de las personas? (...) pedía al entrevistador que imaginara qué clase de persona sería si toda la literatura que había leído en su vida le fuera de algún modo extirpada de la mente”.
Nicole Krauss siente una gran admiración por la literatura latinoamericana, fue traducida a treinta y cinco idiomas y recibió numerosos premios.
La Gran Casa es una novela conmovedora, cuya trama captura al lector por su profundidad y su lenguaje exquisito.
Germán Cáceres
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