de Horacio Esteban Bueno
(Vinciguerra, Buenos Aires, 2012, 120 páginas)
En la contratapa, Carlos Penelas realiza un excelente análisis del libro y señala que “Hay relatos (...) que podrían formar parte de una antología del cuento extraño”.
El título responde a la actividad del ficticio narrador, que se presenta en la Introducción como alguien que posee poderes superiores para hacer cumplir los anhelos de las personas, aunque ese logro arribe a un desenlace fatal, como, por ejemplo, ocurre en “Pequeñeces” y “El joven incauto”. En este último cuento comenta: “Me encanta ayudar a esas personas normales confundidas que necesitan arruinar sus vidas...”
La colección está escrita con una prosa directa, cuyos párrafos cortos le otorgan un ritmo filoso.
En “La espera” se reflexiona sobre cuestiones de la vida, la felicidad y el amor a partir de las visiones de un muerto.
“El poeta” -un joven escritor inédito- viaja al futuro para descubrir amargamente que su obra jamás será publicada.
El narrador adopta actitudes crueles en “El fabulador”, como acosar a un mitómano y luego inducirlo al suicidio, mientras que en “La multiplicación del dinero” parece imposibilitado de frenar su compulsión a reflexionar en forma alógica, como si estuviera alucinado.
“Ojo por ojo” opta por el absurdo, por entender la realidad como un trastorno y una tremenda equivocación: “Descubrió la inexistencia del tiempo o la eternidad, la yuxtaposición de diferentes universos en un mismo instante”. Por ejemplo, “Flora” trata de un amor imposible referido en términos de mundos paralelos, de vidas desarrolladas al costado de la realidad.
La muerte se presenta omnipresente en “El arquero”, y permanece agazapada, acechando a los personajes (“mi vida tiene el límite humano, con la sublime incertidumbre de no conocer la fecha”). En “El juego de Enrico”, a éste le fue otorgado el poder de decidir cuándo deben morir –a razón de uno por año- los cuarenta y siete compañeros que aparecen en una fotografía de su adolescencia, y su dilema consiste en establecer un orden cronológico.
“Matabé” se torna sumamente irónica y adopta una actitud cínica, en tanto “Juliana” es una rara historia de accidentes fatales, comunicaciones con el más allá y ángeles negros asesinos.
El facilitador de anhelos es una buena e interesante colección de imaginativos relatos que lindan con el género fantástico. Anteriormente, en 2010, Horacio Esteban Bueno (Buenos Aires, 1975) había publicado su primer libro de cuentos, El objeto en cuestión.
Germán Cáceres
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