Desde hace ocho meses, las 42 instituciones no reciben los fondos que debe aportar por ley el Ministerio de Cultura porteño.
Las bibliotecas populares, según define la propia Ley 2035, son “asociaciones civiles con personería jurídica, nacidas por iniciativa de la comunidad y dirigidas por sus socios”. Tanto pueden facilitar al público el acceso a “colección de libros o materiales similares idóneos” como convertirse en espacios de “información, formación, recreación y animación cultural”. La misma norma, sancionada en 2006 y reglamentada al año siguiente, estipula que esas instituciones reciben tres tipos de subsidio, uno de los cuales se destina a pagar el sueldo de una persona empleada por la biblioteca. Desde enero, ese dinero no llega a destino.
Consultados por este diario, voceros del Ministerio de Cultura porteño eludieron explicar los motivos de la falta de pago.
“No queremos que nos pase lo de Luna de Avellaneda”, se lamentaba ayer el presidente de la FBP porteñas, Cerbelli, en referencia al film sobre las amenazas y la decadencia de una institución barrial tradicional. “Hasta ahora, lo único que nos dicen, cuando nos dicen, es que no hay plata. Pero nada más. El miércoles próximo, antes de la sesión, vamos a reunirnos con diputados de la Legislatura porteña. El Ministerio de Cultura hizo mutis por el foro. No contesta nada. Tampoco Jefatura de Gabinete.”
“Por la ley, nosotros, en las bibliotecas, estamos obligados a contratar a alguien; si el Gobierno de la Ciudad no nos hace los depósitos para cumplir con el pago de esos sueldos, el problema, el juicio lo podemos tener nosotros”, señaló Hugo Figueroa, vicepresidente de la FBP. Hasta ahora, hicieron “kermeses, peñas, lo que se nos ocurrió para generar una recaudación y poder cumplir. Pero al extenderse durante ocho meses, la situación se volvió inmanejable. El primer mes, más o menos uno se acomoda, el segundo es más difícil, el tercero ya no pagás todo. Imaginate al cabo de ocho meses, entrando en el noveno”.
En toda la ciudad, hay 42 bibliotecas populares. En cada una de ellas, acotó Figueroa, “al menos una persona” no percibe salario desde entonces. De todos modos, el conflicto no es el mismo en cada una de ellas. La Biblioteca Argentina para Ciegos se encuentra en una situación particular: “Tiene una gran estructura, una imprenta que trabaja mucho, más de diez empleados, mucha actividad con la comunidad. No obstante, están sin cobrar”. Aun cuando no tengan un público tan específico, las demás, agrega Figueroa, también cumplen una función social propia: “Albergamos centros de jubilados, docentes particulares que dan clase de apoyo, armamos talleres de literatura, artes plásticas, teatro. Inclusive, hay algunas bibliotecas en las que señoras jubiladas que no tienen otro lugar donde ir, se encuentran para tejer. Todo eso corre peligro”.
El año pasado, los subsidios de la Ley 2035 se pagaron en junio. La FBP, de momento, desiste de acciones legales porque “no es nuestra postura”.
Diario Página/12
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