Reproducimos un muy buen artículo del escritor español Arturo Pérez Reverte, a propósito de los libros digitales.
Hace tiempo que me preguntan por el libro electrónico. Qué opino y cómo veo el futuro, la desaparición del papel, los formatos clásicos y demás. Siempre respondo lo mismo: me da igual, porque yo escribo lo que va dentro. Mi trabajo es ocuparme del contenido: contar historias y que la gente las lea. Del soporte se ocupan otros. Editores y gente así. Y, por supuesto, los lectores que recurren al medio que estiman conveniente. Estoy convencido de que, en un mundo razonable, la oposición entre libro de papel y libro electrónico no debería plantearse nunca. Lo ideal es que el segundo complemente al primero, llevándolo donde aquél no puede llegar. Como herramienta eficaz de trabajo, por ejemplo. O facilitando el acceso a asuntos menos afortunados en librerías convencionales: teatro, poesía, autores sin respaldo editorial, literatura bloguera, descargas y otros experimentos interesantes que el concepto clásico no favorece demasiado. Pero no es eso lo que se plantea. Al hablar de libro de papel y libro electrónico, lo usual es oponerlos. Obligarte a elegir, como siempre. O conmigo o contra mí. Y no es ésa la cuestión. Creo. El libro electrónico es práctico y divertido. Hace posible viajar con cientos de libros encima, trabajar consultándolos con facilidad, aumentar el cuerpo de letra o leer sin otra luz que la propia pantalla. Incluso los hay con ruido de pasar páginas cuando se va de una a otra «lo que no deja de ser una simpática gilipollez».
Además, mientras lees puedes zapear a tu correo electrónico, escuchar música, ver imágenes y cosas así. Todo muy salpicadito, multimedia. Cuando lees, por ejemplo, «Tienen, por eso no lloran / de plomo las calaveras», puedes ilustrarlo con la foto de guardias civiles que hizo Robert Capa, escuchar a Estopa, ver cómo va el Barça-Osasuna y mandar un emilio a tu churri anunciando que le vas a sorber el tuétano. Y ahí surge uno de los problemas. No con la churri, ni con García Lorca. Ni siquiera con la Guardia Civil. Surge cuando, en vez del Romancero gitano, lo que trajinas es el Oráculo manual y arte de prudencia de Gracián, Lord Jim o La Regenta. Entonces la atención necesaria se puede desparramar un poquito. Entre otras cosas. Porque leer no tiene nada que ver con eso. Me refiero a leer de verdad, en comunión estrecha con algo que educa tu espíritu, que te hace mejor y consciente de ti mismo. Que aporta lucidez, multiplica vidas, consuela del dolor, la soledad y el desamparo, aclara la compleja y turbia condición humana. Leer así requiere tiempo, serenidad concentrada, ritual. Cuando estás en ello, ni siquiera las bombas son capaces de romper el vínculo mágico. No hay comandante de avión que obligue a apagarlo para el aterrizaje, ni batería que te deje a medias; y si se funden los plomos, o como se diga ahora, el verdadero lector es capaz de seguir haciéndolo a la luz de una vela, de un encendedor, o a la luz de la luna llena reflejada en la arena de un desierto. Puestos a setas o a Rolex, aún hay más. He dicho que libro de papel y libro electrónico deberían ser complementarios; pero si me obligan a elegir, diré alto y claro que no hay color. Y que, llegado a ese extremo, la pantalla portátil me la refafinfla.
Estoy harto de toparme con pantallas en todas partes, hasta en el bolsillo, y me niego a transformar mi biblioteca en un cibercafé. Con un libro electrónico, sea El Gatopardo o El perro de los Baskerville, no puedo anotar en sus márgenes, subrayar a lápiz, sobarlo con el uso, hacerlo envejecer a mi lado y entre mis manos, al ritmo de mi propia vida. No hay cuestas de Moyano, ni buquinistas del Sena, ni librerías como las de Luis Bardón, Guillermo Blázquez o Michele Polak donde los libros electrónicos puedan ocupar sus venerables estantes y cajones. Nada decora como un buen y viejo libro una casa, o una vida. Ninguna pantalla táctil huele como un Tofiño, un Laborde o un Quijote de la Academia, ni tampoco como un Tintín, un Astérix o un Corto Maltés al abrirlos por primera vez. Ninguna conserva la arena de la playa o la mancha de sangre que permiten evocar, años después, un momento de felicidad o un momento de horror que jalonaron tu vida. Y déjenme añadir algo. Si los libros de papel, bolsillo incluido, han de acabar siendo patrimonio exclusivo de una casta lectora mal vista por elitista y bibliófila, reivindico sin complejos el privilegio de pertenecer a ella. Que se mueran los feos. Y los tontos. Tengo casi treinta mil libros en casa; suficientes para resistir hasta la última bala. Quien crea que esa trinchera extraordinaria, su confortable compañía, la felicidad inmensa de acariciar lomos de piel o cartoné y hojear páginas de papel, pueden sustituirse por un chisme de plástico con un millón de libros electrónicos dentro, no tiene ni puta idea. Ni de qué es un lector, ni de qué es un libro.
Arturo Pérez Reverte
Patente de corso, 15/11/2010
Horarios de atención al público
Lunes a viernes de 16 a 20 hs.
Centro Cultural y Biblioteca Popular
Carlos Sánchez Viamonte
Austria 2154
(1425) Ciudad de Buenos Aires
Centro Cultural y Biblioteca Popular
Carlos Sánchez Viamonte
Austria 2154
(1425) Ciudad de Buenos Aires
Donación de libros
Una biblioteca está en permanente expansión gracias al aporte de sus lectores y visitantes. Por eso las donaciones de libros, siempre bien apreciadas, son un incentivo a continuar nuestra labor. Si usted desea contactarnos por este motivo escríbanos a nuestro correo electrónico.
Página oficial del Centro Cultural y Biblioteca Popular Carlos Sánchez Viamonte. Austria 2154/56, Buenos Aires, Argentina.
CSV Radio en vivo
Archivo
-
►
2024
(88)
- ► septiembre (8)
-
►
2023
(74)
- ► septiembre (6)
-
►
2022
(117)
- ► septiembre (10)
-
►
2021
(200)
- ► septiembre (16)
-
►
2020
(161)
- ► septiembre (14)
-
►
2019
(186)
- ► septiembre (12)
-
►
2018
(182)
- ► septiembre (16)
-
►
2017
(183)
- ► septiembre (18)
-
►
2016
(229)
- ► septiembre (28)
-
►
2015
(214)
- ► septiembre (22)
-
►
2014
(251)
- ► septiembre (24)
-
►
2013
(182)
- ► septiembre (24)
-
►
2012
(170)
- ► septiembre (13)
-
►
2011
(175)
- ► septiembre (14)
Buscar
Las más vistas de la semana
-
Ya se instalaron las cañerías nuevas, sólo falta cementar las paredes. Haga click para ver las fotos de los nuevos material...
-
Ya fueron comprados los materiales que servirán para el nuevo baño de discapacitados de la Biblioteca: baldosas, azulejos, grifería, sanitar...
-
A 30 años de su muerte, en el año del centenario de su nacimiento, reproducimos los poemas de amor escritos por Julio Cortázar para Cristina...
-
"Para escribir bien, no sirve leer, no sirve fumar, no sirve el alcohol, no sirve dormir, no sirve caminar, no sirve hacer el amor, no...
-
Finalmente, el Senado incluyó en su temario para este jueves 27 de octubre el tratamiento de la Ley que prorroga por 50 años la asignación ...
CONVERSATION