Los años dorados… la vida es Bossa Nova
Con a turma entusiasmada, pujante y talentosa, la Bossa Nova comenzó a ocupar escenarios y medios de comunicación. ¿Qué locura era esa que hacía que todos los jóvenes quisieran tocar la guitarra? ¿Quién era ese bahiano loco llamado Joao Gilberto por quien suspiraban las adolescentes?
En la última semana de diciembre de 1959 la popular revista O Cruzeiro, que vendía entonces 700 mil ejemplares por semana, le dedicó 10 páginas a la Bossa: fue el primer artículo sobre el movimiento y fue también su triunfo masivo definitivo. En esas diez páginas estaban, con sus opiniones y abundantes fotografías, Tom Jobim, Joao Gilberto, Luiz Bonfá, Ronaldo Bôscoli, Carlos Lyra, Roberto Menescal, Sylvinha Telles, Nara Leao, Oscar Castro Neves, Luizinho Eça, Luis Carlos Vinhas, Sérgio Ricardo, Alayde Costa, Nana Caymmi y Bebeto, entre otros.
Un poco antes de la publicación de O Cruzeiro, la Bossa se había presentado en sociedad. El 22 de septiembre tuvo lugar el Primer Festival de Samba Session en el Teatro Arena de la Facultad de Arquitectura de Río de Janeiro. Actuaron Tom Jobim, Sylvia Telles, Alayde Costa (la más aplaudida de la noche), Carlos Lyra, Oscar Castro Neves, Baden Powell, Roberto Menescal, Nara Leao y la cantante y actriz (muy famosa en la época) Norma Bengell, entre otros. Es importante subrayar un detalle: el término Bossa Nova todavía no se utilizó, y se habló de Samba Session (Sesión de Samba), inspirándose en un Festival de Jazz que se había concretado en el mes de junio en el Teatro Municipal con la participación del saxofonista Gerry Mulligan y el flautista Herbie Mann.
Ese primer encuentro multitudinario de la turma fue grabado, por casualidad, por el fotógrafo Chico Feitosa (autor de las fotografías de tapa y contratapa del primer disco de Gilberto y de muchos otros en aquellos años). Si bien esa grabación precaria nunca tuvo edición comercial, es hoy un testimonio único de lo ocurrido esa noche.
Estos espectáculos se repitieron el 13 de noviembre en la Escuela Naval de Río y el 2 de diciembre en el Auditorio de Radio Globo. Ya entonces, y gracias al olfato comercial de Bôscoli, el término Samba Session fue reemplazado por Bossa Nova.
Entre el 29 de marzo y el 5 de abril de 1960, Joao Gilberto (que todavía no había participado de ninguno de los espectáculos masivos) grabó su segundo álbum, producido por Aloysio de Oliveira. Se llamó O amor, o sorriso e a flor, frase tomada de la canción Meditaçao de Jobim que pronto se convirtió, además, en símbolo de la Bossa (también sería utilizada para atacarla por sus detractores que propiciaban una canción testimonial y comprometida). El disco (que sirvió para consolidar a la Bossa) contenía canciones como Corcovado, Discussao, Doralice, O pato, Outra vez, Um abraço no Bonfá (homenaje instrumental de Joao a su gran amigo y gran músico Luiz Bonfá) y Se e tarde me perdoa, entre otras.
En mayo, Carlos Lyra presentó su primer disco llamado Bossa Nova (Lyra editó este trabajo en el sello Philips y esto ocasionó la primera ruptura dentro del movimiento, por cuanto la mayoría de los intérpretes pertenecía a la Odeón) con Chora tua tristeza, Ciume, Barquinho de papel, Maria Nimguém y Quando chegares, entre otras canciones.
Entre el 10 y el 15 de mayo se realizó en el Teatro Record de San Pablo el Primer Festival Nacional de Bossa Nova. Carlos Lyra, Elza Soares y Geraldo Vandre, fueron algunos de los participantes.
Finalmente, el 20 de mayo, llegó el espectáculos más importante de la etapa inicial (y, tal vez, uno de los más emblemáticos de toda la historia del movimiento): A noite do amor, do sorriso e a flor, otra vez en la Facultad de Arquitectura. Ronaldo Bôscoli fue el presentador. El primero en actuar fue Johnny Alf (fallecido el 4 de marzo próximo pasado), de quien Bôscoli dijo: “Los verdaderos entendidos en la historia de la Bossa Nova no pueden olvidar este nombre. Hace diez años que él toca música bossa nova”. Siguieron Norma Bengell, Elza Soares, Luis Carlos Vinhas, Chico Feitosa, Nara Leao, Claudette Soares, Sergio Ricardo, el conjunto de Roberto Menescal (con Eumir Deodato en el piano), Pedrinho Mattar y Caetano Zama. Después subió al escenario Vinicius de Moraes (acompañado por su hija Georgiana) quien sólo dijo unas palabras (no se animó a cantar todavía) que le valieron una ovación del público que desbordaba el lugar. El show cerró con la presencia de Joao Gilberto quien, de esta manera, debutó en espectáculos masivos de la Bossa (esa noche, además, Joao presentó a su esposa Astrud, quien cantó acompañada por él Lamento y Brigas nunca mais). Gilberto cerró el show con la canción Meditaçao (de Jobim y Mendonça) cuyos versos mencionaban la consigna de la convocatoria: O amor, o sorriso e a flor. También este show memorable quedó grabado por alguien y hoy es un testimonio invalorable para quienes amamos el desarrollo de la historia de la Bossa.
Llamativamente, ese mismo 20 de mayo, en otro lugar de Río, se hizo la Noite do Sambalanço con un elenco encabezado por Carlos Lyra. Fue otro síntoma de la ruptura que el movimiento sufría. Fue también una disputa entre la Odeon y la Philips, que se repartía a los artistas de uno y otro show.
Entre marzo y septiembre de 1961 Joao Gilberto grabó su tercer disco, con arreglos del pianista y organista Walter Wanderley en las primeras sesiones y de Jobim en las últimas. Fue el último para el sello Odeon y se llamó, simplemente, Joao Gilberto. Saudade da Bahia, O samba da minha terra, O amor en paz, Insensatez y Este seu olhar son algunas de sus canciones (En este Long Play, Gilberto demostró claramente que en la Bossa lo más importante era el cómo, por eso él podía tomar las viejas canciones de Dorival Caymmi -Saudade da Bahia y O samba da minha terra- y recrearlas con su batida nueva, convirtiéndolas en piezas bossanovísticas).
En 1962, Aloysio de Oliveira inició una experiencia importante: la producción de lo que él denominó Pocket Shows. Se concretaron en Au Bon Gourmet. El primero, al cual ya nos hemos referidos en una entrega anterior, reunió a Joao Gilberto, Antonio Carlos Jobim, Os Cariocas y Vinicius de Moraes. En el segundó actuó Sylvia Telles, quien utilizó para cantar un play back con la orquesta, nada más ni nada menos, de Nelson Riddle. El último de estos espectáculos fue en 1963 con la participación de Maysa Matarazzo y Sergio Mendes.
Otro aporte esencial de Aloysio de Oliveira a la moderna música del Brasil, fue la creación, en 1962, del sello discográfico Elenco, para, en sus propias palabras, “… continuar y registrar el trabajo de compositores e intérpretes que en aquel momento no podían mostrar sus creaciones.” Los primeros discos de Elenco (que además revolucionaron el mercado por sus innovadoras tapas, con un diseño avanzado, en blanco, negro y con un mínimo detalle rojo) fueron con Vinicius de Moraes y Odette Lara; Lucio Alves; Roberto Senescal y su Conjunto, y Baden Powell con Jimmy Prat, músico norteamericano que acompañaba a la cantante Caterina Valente en su visita a Brasil, en esos días.
Ya por entonces, la Bossa Nova se había impuesto en todo el Brasil, y no sólo la música, sino también el término, que se usaba para designar todo aquello diferente o que sugiriera una interpretación nueva. Surgieron las heladeras bossa nova, los lavarropas bossa nova, la arquitectura bossa nova, zapatos, pantalones y camisetas bossa nova y canciones bossa nova que nada tenían de Bossa Nova, por citar unos pocos ejemplos de cómo la publicidad aprovechó el éxito del movimiento.
El fenómeno hizo, además, que muchos cantantes que hasta entonces practicaban otros géneros desembarcaran en el río caudaloso que la Bossa proponía. Wilson Simonal, Mario Reis, Claudette Soares, Jorge Ben, Alayde Costa, Sergio Ricardo, Silvio Cesar, Flora Purim y Leny Andrade, entre otros, son ejemplos del trasvasamiento musical.
El siguiente paso fue salir de Brasil. La Bossa Nova estaba preparada para eso y el proceso fue inevitable: la Bossa Nova conquistó, literalmente, el mundo.
(Continuará)
Guillermo Fuentes Rey
Bibliografía consultada:
- Chega de saudade, Ruy Castro (Companhia das letras, 1990)
- A 30 años de la Bossa Nova, Guillermo Fuentes Rey (Revista Brasil/Cultura, 1988)
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