Enero en el Cineclub La Rosa
Viernes 7 - 20 horas
The Beatles: la primera visita a los Estados Unidos, de los hermanos Maysles.
El nacimiento de la Beatlemanía retratado contado a partir de su primera vez en América.
Viernes 14 - 20 horas
Esto es Spinal Tap, de Rob Reiner. El falso documental que ya es película de culto expone todos los clichés habituales de la "estrella de rock" y el mito de la banda "más ruidosa del mundo". Del director de Cuenta conmigo, Cuando Harry conoció a Sally y Misery.
Viernes 21 - 20 horas
Vidriera Hitchcock, de Jonathan Demme.
Robyn Hitchcock, músico de culto inglés, es filmado en una vidriera neoyorquina por su fan, el autor de El silencio de los inocentes y Filadelfia. Un cantautor para descubrir, en el mejor momento de su carrera.
Ciclo "Homenaje a Blake Edwards"
Recientemente fallecido, el padre de la zaga de la Pantera Rosa y creador de comedias inolvidables, es una buena oportunidad para rendirle culto y celebrar dos de sus más recordadas películas.
Miércoles 12 - 20 horas
La Pantera Rosa, con Peter Sellers, David Niven, Robert Wagner, Capucine y Claudia Cardinale.
Miércoles 19 - 20 horas
La fiesta inolvidable, con Peter Sellers, Claudine Longet, Marge Champion, Steve Franken, Fry Mc Kenzie y J. Edward Mc Kinley.
Todas las funciones con entrada libre y gratuita. Austria 2154. Más info: http://www.cineclublarosa.blogspot.com/
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Bioy Casares tendrá su propia calle en Recoleta
Se trata de una de las dos cuadras de la calle Eduardo Schiaffino, en el barrio de la Recoleta. El resto de esa arteria, que desemboca en la plaza San Martín de Tours, mantendrá el nombre original.
"Adolfo veía esa calle desde las ventanas de la casa donde vivió en los años 60, en Posadas 1650", dijo ayer la escritora, María Esther Vázquez, al finalizar la audiencia pública en la que se comunicó el proyecto del diputado Raúl Puy que promueve el cambio de nombre de parte de la calle Schiaffino.
"Además, Bioy nació a dos cuadras de esta calle", agregó Puy, en diálogo con La Nacion. El legislador, del Partido Socialista y presidente de la Comisión de Cultura de la Legislatura porteña, propuso el cambio de nombre como un homenaje al autor de La invención de Morel, al que admira desde su adolescencia.
El proyecto fue presentado por Puy durante 2009. "Tuve que esperar a que se cumplan los diez años desde el fallecimiento para poder presentarlo, pero lo hicimos y fue apoyado sin problemas", dijo Puy. Bioy Casares nació en 1914 y murió en 1999.
Aprobado por unanimidad por los demás legisladores, el proyecto volverá a ser debatido durante 2011 para su confirmación, al no haberse presentado objeciones durante la audiencia de ayer.
"Consideramos muy atinado darle el nombre de una calle a Bioy, y sobre todo si es de Recoleta, por donde él circuló mucho", dijo Emiliano Penelas, director del centro cultural y biblioteca popular Carlos Sánchez Viamonte, de la que Puy es socio honorario.
Diario La Nación, martes 28 de diciembre de 2010.
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Nueva publicación de la Biblioteca
Se trata de una pequeña edición limitada y fuera de circulación comercial de cuatro artículos relacionados al último viaje del escritor por Galicia, Asturias y Madrid. Además, la obra cierra con el poema "Calle de la flor alta".
Recordemos que Carlos Penelas, quien este año ha publicado Antología personal, con el que celebró los cuarenta años de su primer poemario, tiene más de treinta libros en su extensa trayectoria, y desde este año es el responsable del Taller Literario de nuestra Biblioteca.
Con la edición de Calle de la memoria alta queremos además festejar el final de un año con muchas satisfacciones y alegías. Quienes deseen adquirir un ejemplar deberán escribir a carlossanchezviamonte@yahoo.com.ar o comunicarse al 4802-8211 (de lunes a viernes de 16 a 20, jueves de 15 a 19) y reservarlo para retirar por la Biblioteca.
Otros libros que pueden conseguirse en la Biblioteca
Ideario, de Juan B. Justo
Crónicas del desorden, de Carlos Penelas
Identidad y globalización. Congreso de Escritores de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, AA.VV.
Vivencias, de Pedro Rodríguez Marcó (edición de la Biblioteca)
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José Martínez Suárez fue nombrado socio honorario de la Biblioteca
El sábado por la noche fue declarado Socio Honorario de la Biblioteca Popular Carlos Sánchez Viamonte el cineasta José A. Martínez Suárez. Con la sala llena de amigos, pudimos compartir su última película, Noches sin lunas ni soles, que probablente sea el mejor policial filmado en nuestro país, con una vigencia propia de su director.
Con un público atento y ávido de preguntas, Martínez Suárez fue recorriendo anécdotas de filmación de ésta y otros films suyos que ya son parte de la historia del cine argentino: El crack (1960), Dar la cara (1962), Los chantas (1975) y Los muchachos de antes no usaban arsénico (1976).
Además, con su estilo "sarcástico y punzante" que lo convierten en "un guacho tierno", tal como le dijera alguna vez Carlos Dowling, ofreció un ameno recorrido por historias propias, ajenas, delante y detrás de cámaras, combinando todo con su visión ética y la transmisión de una conducta.
Al finalizar la charla hicimos entrega del diploma que por ser "amigo y defensor del cineclubismo y las bibliotecas" lo acredita como Socio Honorario de la BP Carlos Sánchez Viamonte.
Martínez Suárez, luego de agradecer el reconocimiento hizo un comentario sobre la figura de quien da nombre a nuestra casa, y su defensa de los derechos humanos.
Con la proyección de Noches sin lunas ni soles, "el mejor film noir argentino por el cineasta más clásico y discreto de la segunda mitad del Siglo XX", según lo definió Edgardo Cozarinsky, cerramos la temporada 2010 del Cineclub La Rosa, que llegó así a las 63 funciones y 117 películas exhibidas en cuatro años de funcionamiento.
Previo al film exhibimos el trabajo en homenaje que hiciera Sebastián Hermida cuando a Martínez Suárez se lo nombró Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.
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Todo el Cineclub La Rosa
En una de ellas están ordenadas alfabéticamente, mientras que la otra las tiene por temporadas. Los listados irán actualizándose con las nuevas funciones.
En cuatro años hemos programado 63 funciones en las que proyectamos 117 trabajos, entre cortos y largometrajes. Todo en http://www.cineclublarosa.blogspot.com/
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Shutter Island
(Nuevo Extremo/RBA Libros, Buenos Aires, 2010, 400 páginas)
Desde el comienzo Dennis Lehane (Dorchester, Massachussets, 1966) exhibe una escritura suelta y segura, en la que, dominando la prosa a voluntad, despliega símiles bellos y creativos. La narración, además, abunda en diálogos breves y convincentes. Es el autor de Río Místico, novela llevada al cine por Clint Eastwood en 2003; también Shutter Island tuvo su versión fílmica por parte de Martin Scorsese, y se estrenó recientemente en la Argentina con el título de La isla siniestra (2010).
Una de las estrategias narrativas de Lehane es desorientar al lector en forma permanente, y hasta la página 48 no se sabe hacia dónde se orientará la historia.
En cierta forma allí comienza un típico caso del género policial, el del cuarto cerrado: una paciente peligrosa se ha escapado de un hospital psiquiátrico para presos violentos ubicado en la isla cercana a Boston cuyo nombre ha tomado por título el libro. Luego aparecen mensajes con extraños criptogramas. Todo esto hace suponer que Lehane se propuso ubicar su texto en los estrechos y superados límites de la novela enigma. Pero Shutter Island se aleja por completo de esas gastadas y envejecidas convenciones.
El agente federal Teddy Daniels (que combatió en la Segunda Guerra Mundial), arriba a la isla junto a su compañero Chuck Aule para resolver el misterio. Allí son atendidos por el director del hospital, el enigmático doctor Cawley, del que se sospecha que emplea potentes psicofármacos que drogan a sus pacientes y métodos brutales como la lobotomía. La historia se desarrolla en 1954, en plena Guerra Fría, y describe la atmósfera agobiante e insana de esa época. “¿Te has preguntado alguna vez por qué los comunistas nos odian tanto?… ¿Por qué no pueden dejarnos en paz?”, le pregunta la esposa a Teddy.
Por supuesto que el macartismo de aquellos años impregna la ideología de los personas, por eso Teddy comenta que “había un elemento subversivo muy conocido en su barrio. Le vieron en la calle, repartiendo propaganda comunista”. Un personaje afirma: “…el mundo entero se había dado cuenta de que el estilo de vida norteamericano era el único estilo posible”.
Una terrible tormenta azota la isla y le otorga a la novela un trasfondo dramático y agorero, en el cual la esquizofrenia y la paranoia dominan la situación. Y la acción toma un giro inesperado porque Teddy se ve invadido por un enfermizo proceso onírico, que le hará no sólo rememorar su pasado sino confundir la realidad con sus propias pesadillas. El relato se torna ambiguo al deslizarse la duda de si Teddy es víctima de un complot o, por el contrario, es un asesino psicótico al que el doctor Cawley intentaría curar tratando de que logre “la comprensión del propio yo”. Y la trama se torna compleja ya que Dennis Lehane compone un mundo fantasmagórico, poblado por espejismos, dobles, alucinaciones y recuerdos borrosos. (“Sin embargo, todo esto es un grand guignol, ¿no crees?”/”Me refiero a algo terrorífico, como si fuera de un cuento de hadas”, dice Chuck Aule). La isla se convierte, así, en un claustrofóbico laberinto sin salida y los personajes se pierden indefinidamente en él, como si formaran parte de un movimiento perpetuo. Y el atormentado Teddy, hacia la mitad del libro, se lamenta de “que el mundo, y todo lo que el mundo contenía, se hubiera convertido en algo tan jodido y obsceno”.
El final resulta abierto, y es el lector quien debe descifrar el rompecabezas deslumbrante que propone este audaz thriller psicológico de Dennis Lehane.
Germán Cáceres
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Socio honorario: José A. Martínez Suárez
Amigo y defensor del cineclubismo y las bibliotecas, nos enorgullece nombrar a José A. Martínez Suárez como socio honorario de nuestra Biblioteca. El homenaje se realizará el sábado 18 de diciembre a las 19 horas. Proyectaremos su última película Noches sin lunas ni soles, que cerrará la cuarta temporada del Cineclub La Rosa, Austria 2154.
Hijo de José Martínez Fernández, quien fuera presidente de la Junta de apoyo a la República Española en la provincia de Santa Fe, y de Rosa Suárez García, maestra que fue homenajeada recientemente con la imposición de su nombre a una de las aulas de la Escuela Número 178 “Juan Cañás”, donde se había desempeñado entre 1919 y 1936, Martínez Suárez nació en Villa Cañás, provincia de Santa Fe, el 2 de octubre de 1925.
Josecito, como desde siempre es conocido familiarmente, asistió al cine con fascinación y entusiasmo desde pequeño. El mejor amigo de su padre, el empresario Humberto Bianchi, era el dueño del cine contiguo a su casa. Su ámbito de juegos era el cine vacío y sentía pasión por la cabina de proyección y el aroma a acetato de los restos de película. “Los sábados a la tarde, nos íbamos a la entrada del pueblo para esperar a la chata que traía las copias de películas. Nosotros ayudábamos a subir las películas a la cabina. Y eran películas de gángsters, así que yo me nutrí del género negro, el que más me agrada”, confiesa en una entrevista publicada por el diario Clarín el 8 de octubre de 2002.
Sus hermanas, las mellizas Chiquita y Goldie, apenas tenían ocho años y José iba a cumplir diez cuando su padre le dijo a su esposa: “Andá con los chicos a vivir a Rosario. Allá tendrán más oportunidades para estudiar. Yo sigo con la librería acá en Cañás y viajaré los fines de semana para verlos”. Rosa y sus tres hijos se instalaron en Rosario. Todos los sábados los cuatro esperaban a José en la avenida ubicada en la entrada de la ciudad, que era el paso obligado para llegar desde Villa Cañás.
Luego de la muerte de su marido, Rosa y los chicos se mudaron a Buenos Aires. En el verano, Goldie, quien ya había adoptado el nombre de Silvia, fue consagrada Reina del Carnaval en los corsos de la Avenida de Mayo. Un año después, salió elegida Mirtha. Las dos lucieron vestidos cosidos y bordados a mano por su madre. Ninguna de las dos pasó inadvertida y cautivaron con su encanto y belleza. Así fue como fueron seducidas para actuar en cine, y de allí se dan, un poco por casualidad, los inicios de José en el ámbito cinematográfico, de la mano de las mellizas, a quienes comenzó a acompañar a los sets de filmación.
“Las acompañaba porque me gustaba ver la cámara, las órdenes, los actores, la toma”, cuenta en una entrevista en la revista “Viva” del 12 de marzo de 2006. Y continúa: “Una vez Goldie estaba filmando una película de noche y como yo estaba ahí me dijeron si quería hacer de extra. Y dije que sí. Me iban a dar cuatro o cinco pesos, estaba contento.” Pero el director, al ver el entusiasmo del chico de camisa a cuadros que ya se “había muerto cuatro veces”, tuvo que pedir por altavoz que “no se muera más”.
Como director realizó cinco películas, en un país que ha sido ingrato con la obra de la mayoría de sus cineastas, pero en especial de quienes pertenecieron a la llamada “Generación del '60”: El crack (1960), Dar la cara (1962), Los chantas (1975), Los muchachos de antes no usaban arsénico (1976) y Noches sin lunas ni soles (1984). Además, realizó el episodio La Salamanca de la película Viaje de una noche de verano (1965), y escribió junto a Gius el guión de La Mary (1974), dirigida por Daniel Tinayre, a quien asistió también en otras películas. Entre colaboraciones, asistencias y otros roles, ha participado en más de cuarenta películas. Sus inicios fueron en los recordados estudios Lumiton, y fue asistente de dirección, entre otros, de Mario Lugones, Manuel Romero, Lucas Demare y Leopoldo Torre Nilsson.
Sus obras generaron una visión original no sólo desde la temática sino también, y principalmente, desde lo estético. Los chantas es una crónica de un grupo de embusteros que sueñan con dar el “gran golpe”; Los muchachos de antes no usaban arsénico es una gran película que en clave de humor negro habla de la Argentina de esos años nefastos; y Noches sin lunas ni soles, un policial con lo mejor del género, una historia “de chorros y policías”, de ese cine que lo apasionó desde pequeño.
Luego suplió la falta de hacer cine, o de dirigir, porque siguió con algunas colaboraciones y produciendo, a partir de la tarea docente que viene llevando a cabo. Formador de cineastas desde hace más de dos décadas, es un reconocido maestro que forma personas íntegramente, en charlas personales que mantiene en su domicilio. Entre sus alumnos pueden resaltarse los nombres de Juan José Campanella (director de El hijo de la novia, 2001, y Luna de Avellaneda, 2004, entre otras), Leonardo Di Cesare (Buena vida delivery, 2004), Lucrecia Martel (La ciénaga, 2001 y La niña santa, 2004), entre otros.
Dueño de una memoria prodigiosa y un entusiasmo sin límites, logra contagiar sus obsesiones y enseñanzas a todos los que lo rodean. Es imposible mantenerse indiferente ante su figura, y mucho menos ante su obra, pero quienes lo conocen lo admiran con intensa devoción. Admirador empedernido de Jorge Luis Borges, ávido lector, comparte generosamente su biblioteca.
Últimamente ha recibido numerosas distinciones y reconocimientos en torno a su trayectoria y su obra. Entre ellos podemos destacar el Cóndor de Plata en 2002; una distinción del Archivo General de la Nación en 2005, otorgada por su trayectoria como cineasta, formador de nóveles realizadores, investigador y "custodio de la memoria del cine nacional" (como acertadamente lo definieron los impulsores del reconocimiento); una plaqueta de manos de su hermana Mirtha en la edición 2005-2006 del encuentro “Pantalla Pinamar”; en marzo de 2006, el Astor de Oro a la trayectoria, máximo galardón que otorga el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, donde se presentó además una retrospectiva de sus películas; y este año fue nombrado Personalidad Destacada de la Cultura por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.
Además, debemos resaltar que desde hace tres ediciones conduce con éxito el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, único "categoría A" de América Latina, en el que demuestra no sólo su carisma, sino su plena vigencia intelectual, su eficacia profesional, ética y honestidad.
Noches sin lunas ni soles
(Idem, Argentina, 1984, color, 97 minutos)
Dirección: José A. Martínez Suárez
Guión: José A. Martínez Suárez y Rubén Tizziani, basada en la novela de Tizziani.
Fotografía: Alberto Basail.
Música: Roberto Lar.
Elenco: Alberto de Mendoza, Luisina Brando, Lautaro Murúa, Arturo Maly, Cacho Espíndola, Boy Olmi, Guillermo Battaglia, José María Gutiérrez, Diana Ingro, Rudy Chernicoff y Eva Franco.
Sinopsis: Un delincuente huye para ayudar a un amigo de toda la vida, gravemente enfermo. El policía que lo persigue sabe que detrás puede haber un botín oculto. Grandes actuaciones, un sólido guión y una realización magistral hacen de esta película uno de los mejores policiales del cine argentino.
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Carmen Samela y la poesía
El domingo Carmen Samela brindó, ante un muy buen marco de público, su espectáculo "Música y poesía hipanoamericana", en el que repasó obras de los grandes autores castellanos de todos los tiempos.
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Sangre negra
de Eduardo González
(Alfaguara/Serie Roja Juvenil, Buenos Aires, 2010, 176 páginas)
Es la Parte II de la “Trilogía del Pirata Abascal” (la primera fue El león rendido), y en ella Rodrigo Huidobro, en el Londres de 1872, cuenta las aventuras que vivió en Buenos Ayres en años muy próximos al 25 de mayo de 1810.
Con suma amenidad Eduardo González relata esa gesta emprendida por Huidobro en compañía de su querido Brigadier Abascal, un valiente espadachín que, mediante su asombrosa intuición detectivesca, pudo resolver el misterio oculto tras una serie de brutales asesinatos (primero se torturaba a la víctima y luego se le clavaba un alfiler de oro en la garganta).
Uno de los hallazgos de este consagrado escritor de literatura juvenil es haber logrado tan convincentemente el clima de esa época. No solo por el empleo de una terminología precisa respecto a la esgrima y las tareas de navegación (al final del libro se puede consultar un “Glosario de términos náuticos”), sino por las expresiones propias del momento y el vocabulario volcado en los diálogos. Además, sobresale su conocimiento de las costumbres, la vida cotidiana, los sucesos políticos —en estas tierras y en Europa— y el trazado urbano de ese Buenos Ayres casi fantástico. A ello contribuyen la introducción de mitos y leyendas que hablan de sectas y órdenes secretas, como por ejemplo la de los templarios (“solo quiero mostrarte que hay una realidad subterránea, algo que siempre se gestó a la sombra de la historia, una historia verdadera, humana, que respira, que suda, que huele a vida, y de eso se trata…”). Su prosa rítmica y espontánea revela un oficio seguro.
El autor teje tramas complicadas que aluden a una terrible conspiración y acude a numerosas ramificaciones y a numerosos personajes secundarios. Y obtiene un atrapante suspenso al introducir cierta intriga al final de los capítulos y enlazar situaciones en apariencia inexplicables. Escenas como la crueldad de una riña de gallos o el duelo a espada entre el protagonista y el doble espía “El Portuga” están descritas con agilidad y contundente realismo. Tampoco se priva de desplegar frases, ocurrencias, imágenes y giros muy bellos: “Creo que mi memoria me protege, a veces, del dolor de ciertos recuerdos haciendo que no salgan a la superficie o bien maquillándolos para que resulten tolerables”.
González refiere el sugestivo idilio entre el citado Rodrigo Huidobro y la bella Almoraima, cargado de romanticismo pero también de audaz sensualidad (“Vi sus zapatos, sus tobillos; a pesar de las incontables capas de tafetán y seda, pude intuir sus muslos, su piel blanca y tibia.”/”…buscando el amparo de los árboles, para amarnos a la sombra lunar de sus hojas”).
Después de disfrutar esta estupenda segunda parte de la trilogía, el lector no podrá evitar que lo acose la ansiedad por devorar la tercera y última. Para aliviarlo, a Eduardo González sólo le queda un camino: apresurarse a escribirla.
Germán Cáceres
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"El libro de los talleres", con trabajos de los talleristas de la Biblioteca
Un gran acontecimiento servirá para celebrar el cierre del primer año del Taller Literario en la Biblioteca, a cargo del poeta Carlos Penelas. Será la presentación de El libro de los talleres Vol. XI, de Editorial Dunken, que contará con trabajos de nuestros talleristas.
La misma se llevará acabo el miércoles 15 de diciembre en la sede de la editorial, Ayacucho 357, ciudad de Buenos Aires, a las 19 hs. Felicitamos al coordinador del taller y a los alumnos por la tarea llevada a cabo a lo largo de 2010.
Las clases son los jueves de 15:30 a 17 hs., y en 2011 se agregarán nuevos horarios. Para informes e inscripción llame al 4802-8211 (de lunes a viernes de 16 a 20, jueves de 15 a 19) o escriba a carlossanchezviamonte@yahoo.com.ar. Socios de la Biblioteca tienen aranceles preferenciales.
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"Estenopeicas", por Soledad Nieto
Tenemos el agrado de presentar una nueva exposición en nuestra Biblioteca, Austria 2154. Se trata de fotografías estenopeicas de Soledad Nieto. La muestra podrá verse en los horarios de atención al público: lunes a viernes de 16 a 20, jueves de 15 a 19.
Una fotografia estenopeica es la captura de una imagen, utilizando una caja o lata (cámara oscura) con un diminuto orificio en uno de sus lados, llamado estenopo. En el lado opuesto se coloca el material sensible a la luz, papel fotográfico, el cual revelado químicamente deja ver la imagen lograda, siendo esta el negativo de lo que vemos...Esta es una explicación simple de un proceso complejo, que puede transportarnos a mundos pasados-presentes, donde se revela lo intuitivo logrando detener parte del Tiempo.
Soledad Nieto
Artista plástica integral, comenzó su formación artística junto a los maestros Mariano Zir y Miguel Angel Vidal. Además, es discípula de Edmundo Valladares, con quién ha compartido diez años de investigación en su taller “Círculo de integración audiovisual", donde trabajó tanto la fotografía como la plástica.
Es Profesora Superior de Artes Visuales orientación Dibujo y Pintura, y también Grabado, egresada de la escuela Antonio Berni. Cuenta además con seminarios de posgrado en Pintura Abstracta en la escuela Ernesto De La Cárcova.
Como fotógrafa, ha realizado distintos talleres, exponiendo en el Hospital Garraham y en el Museo Simik. Su trabajo Fotoplástico se ha podido ver en escenografías y en la tapa del libro Novela Policial, de Daniel San Martín (editorial Lulu, EE.UU.)
Pictóricamente participa ininterrumpidamente en muestras desde el año 1996 hasta la actualidad en diversos centros culturales y galerías como el Centro Galicia, C.C. Adán Buenos Ayres, C.C. del Sur, C.C. Ernesto Sábato, Consejo Profesional de Ciencias Económicas, C.C. El Colectivo, entre otros.
En el año 2008, junto al grupo muralista casa rosa, realizó murales en la plaza Nunca Más, para conmemorar los 100 años del barrio de Villa Pueyrredón. Desde el 2009, integra el Movimiento Artístico Latinoamericano (MALTINO), realizando encuentros y exposiciones multidisciplinarias de Pintura, Música, Literatura, Fotografía, Danza y Video.
Para conocer más sobre su obra: http://www.casadepintores.blogspot.com/
La exposición"Estenopeicas", de Soledad Nieto, podrá visitarse de lunes a viernes de 16 a 20 (jueves de 15 a 19) en el Centro Cultural y Biblioteca Popular Carlos Sánchez Viamonte, Austria 2154. La entrada es libre y gratuita.
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Recital de música y poesía hispanoamericana
"La música y la poesía expresan el sentimiento de la belleza, de la vida humana y el espectáculo del mundo real. Compositores y poetas reconocidos de todos los tiempos y en distintos puntos de nuestro planeta, me inspiraron a conjugar artísticamente ambos sonidos, logrando una sola y fuerte emoción que conmueve al oyente y alimenta la fuente inagotable de su espíritu", dice Carmen Samela para presentar su espectáculo "Música y poesía hispanoamericana".
Maestra de música en colegios nacionales, provinciales y de la ciudad de Buenos Aires, profesora de piano, en declamación y arte escénico, ha grabado dos discos y se presentó en diversos auditorios, entre los que destacan el Centro Cultural San Martín, la Asociación Italiana de Belgrano, el Palacio Paz, El Ateneo, la Sociedad General de Actores y la Sociedad Argentina de Escritores.
Conforman el espectáculo poemas de Alfonsina Storni, Federico García Lorca, Lope de Vega, Amado Nervo, Sor Juana Inés de la Cruz y Rubén Darío, entre otros.
Reservas: carlossanchezviamonte@yahoo.com.ar, llamando por teléfono al 4802-8211 o personalmente en Austria 2154, en horario de atención al público: de lunes a viernes de 16 a 20, jueves de 15 a 19.
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El hombre es un gran faisán en el mundo
(Punto de Lectura, Buenos Aires, 2010, 144 páginas)
En la contratapa, Herta Müller (Nitzkydorf, Rumania, 1953) aclara que entre sus compatriotas es común la expresión “He vuelto a ser un faisán”, es decir “He vuelto a fracasar”. Para ellos “el faisán es un perdedor”.
Esta novela está escrita en lengua alemana con una prosa nerviosa —de exigente lectura— hecha de frases cortas que fluyen a borbotones para refulgir en múltiples connotaciones. Los capítulos son también breves, a la manera de pequeños cuentos, y reciben títulos singulares (por ejemplo: “El jardín de la carroña”, “Entre las tumbas”, “La marca de la muerte”, “El agua no descansa nunca”, “Los gitanos traen buena suerte”). Los diálogos ignoran el guión y están escritos entre comillas. El laconismo de los párrafos no impide que surjan frases muy bellas: “Aquella noche durmió tan lejos que ningún sueño pudo encontrarla”/ “La lluvia cantaba. También había arena en la voz de la lluvia. Y cortezas de árbol”.
El hombre es un gran faisán en el mundo se desarrolla en un pueblo de una zona rural de Rumania y narra mínimos sucesos, casi anecdóticos, que suelen tornarse oníricos, a la vez que la naturaleza cobra voz (“La noche era altísima. Empujaba al pueblo fuera del cielo”; “La campana repica hasta desollarse la lengua”). La locura, además, se va apoderando de varios personajes, que son acosados por siniestras alucinaciones, y la realidad entonces se vuelve mágica. No hay que perder de vista que en Rumania son admirados escritores latinoamericanos como Juan Rulfo y Gabriel García Márquez.
El nudo de la historia radica en una familia alemana que quiere obtener el pasaporte para emigrar; pero no es la única: la mayoría de los habitantes de ese pueblo pobre y de costumbres bárbaras anhela huir del espantoso régimen de Ceausescu.
Excelente la traducción de Juan José Solar.
La autora de esta exquisita novela es miembro de la Academia Alemana de Lengua y Literatura y obtuvo, además del Nobel en 2009, prestigiosos premios como el Aspekte (1984), el Kleist (1994) y el Franz Kafka (1999).
Germán Cáceres
Lea el comentario de Germán Cáceres sobre En tierras bajas, de Herta Müler.
Ambos libros forman parte del catálogo de la Biblioteca.
Siendo socio puede retirarlos para su lectura.
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Leer con luz de luna
Hace tiempo que me preguntan por el libro electrónico. Qué opino y cómo veo el futuro, la desaparición del papel, los formatos clásicos y demás. Siempre respondo lo mismo: me da igual, porque yo escribo lo que va dentro. Mi trabajo es ocuparme del contenido: contar historias y que la gente las lea. Del soporte se ocupan otros. Editores y gente así. Y, por supuesto, los lectores que recurren al medio que estiman conveniente. Estoy convencido de que, en un mundo razonable, la oposición entre libro de papel y libro electrónico no debería plantearse nunca. Lo ideal es que el segundo complemente al primero, llevándolo donde aquél no puede llegar. Como herramienta eficaz de trabajo, por ejemplo. O facilitando el acceso a asuntos menos afortunados en librerías convencionales: teatro, poesía, autores sin respaldo editorial, literatura bloguera, descargas y otros experimentos interesantes que el concepto clásico no favorece demasiado. Pero no es eso lo que se plantea. Al hablar de libro de papel y libro electrónico, lo usual es oponerlos. Obligarte a elegir, como siempre. O conmigo o contra mí. Y no es ésa la cuestión. Creo. El libro electrónico es práctico y divertido. Hace posible viajar con cientos de libros encima, trabajar consultándolos con facilidad, aumentar el cuerpo de letra o leer sin otra luz que la propia pantalla. Incluso los hay con ruido de pasar páginas cuando se va de una a otra «lo que no deja de ser una simpática gilipollez».
Además, mientras lees puedes zapear a tu correo electrónico, escuchar música, ver imágenes y cosas así. Todo muy salpicadito, multimedia. Cuando lees, por ejemplo, «Tienen, por eso no lloran / de plomo las calaveras», puedes ilustrarlo con la foto de guardias civiles que hizo Robert Capa, escuchar a Estopa, ver cómo va el Barça-Osasuna y mandar un emilio a tu churri anunciando que le vas a sorber el tuétano. Y ahí surge uno de los problemas. No con la churri, ni con García Lorca. Ni siquiera con la Guardia Civil. Surge cuando, en vez del Romancero gitano, lo que trajinas es el Oráculo manual y arte de prudencia de Gracián, Lord Jim o La Regenta. Entonces la atención necesaria se puede desparramar un poquito. Entre otras cosas. Porque leer no tiene nada que ver con eso. Me refiero a leer de verdad, en comunión estrecha con algo que educa tu espíritu, que te hace mejor y consciente de ti mismo. Que aporta lucidez, multiplica vidas, consuela del dolor, la soledad y el desamparo, aclara la compleja y turbia condición humana. Leer así requiere tiempo, serenidad concentrada, ritual. Cuando estás en ello, ni siquiera las bombas son capaces de romper el vínculo mágico. No hay comandante de avión que obligue a apagarlo para el aterrizaje, ni batería que te deje a medias; y si se funden los plomos, o como se diga ahora, el verdadero lector es capaz de seguir haciéndolo a la luz de una vela, de un encendedor, o a la luz de la luna llena reflejada en la arena de un desierto. Puestos a setas o a Rolex, aún hay más. He dicho que libro de papel y libro electrónico deberían ser complementarios; pero si me obligan a elegir, diré alto y claro que no hay color. Y que, llegado a ese extremo, la pantalla portátil me la refafinfla.
Estoy harto de toparme con pantallas en todas partes, hasta en el bolsillo, y me niego a transformar mi biblioteca en un cibercafé. Con un libro electrónico, sea El Gatopardo o El perro de los Baskerville, no puedo anotar en sus márgenes, subrayar a lápiz, sobarlo con el uso, hacerlo envejecer a mi lado y entre mis manos, al ritmo de mi propia vida. No hay cuestas de Moyano, ni buquinistas del Sena, ni librerías como las de Luis Bardón, Guillermo Blázquez o Michele Polak donde los libros electrónicos puedan ocupar sus venerables estantes y cajones. Nada decora como un buen y viejo libro una casa, o una vida. Ninguna pantalla táctil huele como un Tofiño, un Laborde o un Quijote de la Academia, ni tampoco como un Tintín, un Astérix o un Corto Maltés al abrirlos por primera vez. Ninguna conserva la arena de la playa o la mancha de sangre que permiten evocar, años después, un momento de felicidad o un momento de horror que jalonaron tu vida. Y déjenme añadir algo. Si los libros de papel, bolsillo incluido, han de acabar siendo patrimonio exclusivo de una casta lectora mal vista por elitista y bibliófila, reivindico sin complejos el privilegio de pertenecer a ella. Que se mueran los feos. Y los tontos. Tengo casi treinta mil libros en casa; suficientes para resistir hasta la última bala. Quien crea que esa trinchera extraordinaria, su confortable compañía, la felicidad inmensa de acariciar lomos de piel o cartoné y hojear páginas de papel, pueden sustituirse por un chisme de plástico con un millón de libros electrónicos dentro, no tiene ni puta idea. Ni de qué es un lector, ni de qué es un libro.
Arturo Pérez Reverte
Patente de corso, 15/11/2010
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La última noche en Twisted River
de John Irving
(Tusquets Editores, Buenos Aires, 2010, 684 páginas)
El norteamericano John Irving (Exeter, New Hampshire, 1942) cuenta con numerosos seguidores incondicionales porque posee el don de los grandes novelistas del siglo XIX: narrar una historia apasionante que encandile y haga de la lectura un acontecimiento placentero. Por tal motivo sabe crear situaciones que conducen a actos y desenlaces impensables. Aquí demuestra sumo oficio para trasladarse con naturalidad —y a través de inteligentes elipsis— desde el presente al pasado para luego saltar al futuro. Además, su prosa fluida exhibe ritmo y precisión en las descripciones de objetos y paisajes.
El libro gira en torno al escritor Danny Baciagalupo, a su padre Dominic y al entrañable amigo Ketchum, un maderero tosco y violento que le sirve a Irving para mostrar múltiples facetas de la explotación forestal. Curiosamente, la mayoría de las mujeres son muy obesas, se podría decir fellinianas, y los personajes tienden a formar parejas inestables. Como en otras novelas (por ejemplo, Una mujer difícil y El mundo según Garp) ocurren accidentes fatales que sellan las vidas de los protagonistas. En La última noche en Twisted River, Dominic y su hijo huyen del ayudante de sheriff Carl, un psicótico que los busca afanosamente para asesinarlos. Es el relato de un acoso, de una venganza por celos y del sentimiento de culpa originado por una muerte casual.
Danny está, a su vez, escribiendo la misma historia que se narra, y se establece así un juego especular y de correspondencias. A tramos se trata de una novela acerca de otra novela y le otorga al texto un desarrollo circular y caudaloso. Irving no tiene problemas en manifestar a través del protagonista sus propias opiniones literarias: “En las entrevistas, Danny declaraba siempre que el título reflejaba la clase de narración decimonónica y anticuada que era la novela”. Así, se reconoce admirador de prominentes escritores como Nathaniel Hawthorne, Herman Melville y Thomas Hardy, y opina que “el cometido de un novelista era imaginar, de una manera verosímil, toda una historia (…) porque las historias de la vida real nunca eran íntegras, nunca eran completas, del modo que podían serlo las novelas”.
A través del oficio de cocinero de Dominic, el autor expone abrumadores conocimientos sobre las comidas italiana, francesa y china, y presenta un vocabulario apabullante acerca de distintos ingredientes asiáticos. También describe con un detallismo propio de un geógrafo las zonas de New Hampshire, Colorado y Ontario, y las ciudades de Boston, Vermont, Toronto e Iowa.
La acción de la novela comienza en 1954 y termina en 2005, abarcando medio siglo de historia norteamericana, que lleva a Irving a la conclusión de que: “…sólo le importaba que su antiguo país era para él una nación perdida”. Además, un personaje proclama que: “Los conservadores son una especie extinta, pero ellos aún no lo saben”.
Aunque cierto espíritu trágico tiñe la novela, finalmente se impone en ella un idílico y conmovedor romance entre personajes maduros.
La traducción de Carlos Milla Soler merece el más entusiasta de los elogios, pese a recurrir a demasiadas expresiones del habla popular española.
Germán Cáceres
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200 años de historia, 100 años de cine
El cine cuenta nuestra historia. 200 años de historia, 100 años de cine, compilado realizado por Raúl Horacio Campodónico y editado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales con motivo del año del bicentenario, acaba de incorporarse a nuestro catálogo para la consulta en sala.
En el marco de los festejos del Bicentenario (1810 - 2010) el INCAA presentó el libro El cine cuenta nuestra historia. 200 años de historia, 100 años de cine, compilado por Raúl Horacio Campódonico.
El volumen propone un itinerario a través de un amplio corpus de núcleos temáticos referidos al pasado de nuestro país que ha sido representado en la pantalla grande (Las luchas durante la colonia, La problemática de la representación aborigen, La vida cotidiana en el S XIX, Las guerras y su impacto local, La representación de las colectividades extranjeras, La vida cotidiana durante el peronismo, entre otros).
El libro no salió a la venta, y sólo fue otorgado a bibliotecas y centros de difusión. Agradecemos la donación realizada por el Sr. Adrián Muoyo, responsable de la Biblioteca del INCAA.
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Vuelve el Taller Literario
Luego de una extensa gira por España, Carlos Penelas retoma el Taller Literario en la Biblioteca. Será desde el 11 de noviembre, todos los jueves, de 15.30 a 17 horas.
Carlos Penelas ha regresado de su viaje por España, donde a lo largo de un mes recorrió Galicia, Madrid y Asturias. El escritor dio conferencias, presentó su último libro, Antología personal, y tuvo reuniones con destacadas personalidades de la cultura, el arte y la política, siendo recibido en el Parlamento galego y en el Senado español, donde tuvo oportunidad de saludar al presidente José Luis Rodríguez Zapatero.
Desde el 11 de noviembre, entonces, vuelve a dictar el taller literario en nuestra Biblioteca, en su horario habitual de los jueves de 15.30 a 19, con un cupo reducido.
Como incentivo para aquellos talleristas que vienen participando desde principios de año, el grupo participará de la selección hecha por Editorial Dunken, El libro de los talleres, próximo a editarse.
Informes e inscripción
Llame al 4802-8211 (de lunes a viernes de 16 a 20, jueves de 15 a 19) o escriba a carlossanchezviamonte@yahoo.com.ar. Más sobre el taller, click acá. Más sobre Carlos Penelas, visite www.carlospenelas.com
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Cineclub: noviembre sin programación
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Cuentos reunidos
de William Faulkner
(Alfagurara, Buenos Aires, 2010, 816 páginas)
William Faukner (1897-1962), que nació en New Albany y se crío en Oxford (ambas ciudades del estado de Mississippi), es uno de los mayores exponentes de las letras del siglo XX, e influyó en autores latinoamericanos como Gabriel García Márquez, Juan José Saer, Mario Vargas Llosa y, principalmente, Juan Carlos Onetti. En 1950 le fue otorgado el premio Nobel de Literatura, y se lo valora sobre todo por sus numerosas novelas, entre las que sobresalen El sonido y la furia (1929), Mientras yo agonizo (1930), ¡Absalón, Absalón! (1936), Las palmeras salvajes (1939), Intruso en el polvo (1948) y Réquiem para una mujer (1951).
Asimismo, ha escrito numerosos cuentos y, en el país, son muy conocidos los policiales agrupados bajo el título de Gambito de caballo (1949). El presente texto reúne cuarenta y dos de sus relatos, pero según el prologuista y traductor, Miguel Martínez-Lage, su obra completa dentro del género demandaría otros dos libros tan voluminosos como éste.
Estos Cuentos reunidos (1950), galardonados con el National Book Award, fueron estrictamente seleccionados y agrupados por Faulkner en seis secciones (El campo, El pueblo, La tierra inexplorada, La tierra baldía, La tierra intermedia, Allén) con el fin de obtener una unidad y una complementación entre ellos. Así, varios de sus personajes figuran en distintos cuentos y las tramas y atmósferas de éstos se entrelazan, conformando de esta manera la totalidad propia de una novela.
En esa unidad, como aparece en la cita de Vargas Llosa de la contratapa, “…la forma es algo tan visible, tan presente en la narración, que ella hace las veces de protagonista y actúa como un personaje…” Se podría decir que su excelsa escritura (como se palpa en “Incendiar establos”) parece filmada en cámara lenta y con sucesivas fotos fijas. O un cuadro en sombras iluminado intermitentemente por el foco de una linterna. Sus frases son largas, laberínticas, y enhebran con destreza tanto imágenes de extrema belleza, como reiteraciones y elipsis que aluden a circunstancias del entorno que rodea al hecho narrado. Faulkner emplea una estructura literaria amplificada y barroca, así como técnicas evolucionadas para articular estos relatos, y su vocabulario es vasto y preciso. Además, su tempo es moroso y rompe con la linealidad. Se aclara que la excelente traducción del nombrado Miguel Martínez-Lage está dirigida al lector español.
También la temática exhibe una visión integradora. Como en toda la obra de Faulkner, el pasado de la región sureña —o sea la Confederación derrotada en la Guerra de Secesión— es un tema omnipresente (sólo algunos cuentos: “Falla”, “Todos los pilotos muertos” y “Honor”, se sitúan en la Primera Guerra Mundial), y aunque describe la crueldad e injusticia de ese pasado, a la vez lo percibe glorioso y mítico. En “No ha de perecer” señala que: “Sus antepasados lucharon por su patria y murieron por su patria, aun cuando lucharan por un sueño y perdieran por un sueño”. Es como si el presente se nutriera de las voces y acontecimientos de la historia, que está signada por la perversión y la decadencia, como se alude en “Una rosa para Emily” y en “Mi abuela Millard”.
Muchos de estos relatos —y la mayoría de sus novelas— están situados en el Condado de Yoknapatawpha, un territorio ficticio que tomó como modelo al de Lafayette, Mississippi. En sus descripciones revela no sólo tener un sólido conocimiento geográfico del Sur de Estados Unidos, sino, además, de sus costumbres y tareas rurales, como se evidencia en “Un tejado para la casa del Señor” y en “La melena”. También intervienen indígenas de varias tribus (chickasaw, choctaw y natchez) en “Justicia” y en “Un noviazgo”. El problema del negro y de la esclavitud se muestra en toda su crudeza en “Wash”, uno de los mejores cuentos del libro, que, según el traductor, fue reescrito para la novela ¡Absalón, Abasalón!: “Le daba la sensación de que ese mundo en el que los negros, de los que la Biblia afirmaba que fueron creados y maldecidos por Dios, condenados a ser bestias de cargas y vasallos de todos los hombres de piel blanca (…) no era sino sueño e ilusión…”
Cuentos reunidos es una estupenda antología de un gran maestro de la literatura.
Germán Cáceres
Este libro forma parte del catálogo de la Biblioteca.
Siendo socio puede retirarlo para su lectura.
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Últimos días para ver la muestra de Rubén Sotera
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Doble programa en el Cineclub
El viernes 22 de octubre a las 20 horas proyectaremos La Raulito, golpes bajos, de Emiliano Serra, junto al cortometraje Lo llevo en la sangre, de Pablo G. Pérez.
La Raulito... es un documental sobre el verdadero personaje que la ficción inmortalizó en la película dirigida por Lautaro Murúa, protagonizada por Marilina Ross. No estrenada en nuestro país, su director Emiliano Serra la estará presentando en la Biblioteca.
El sábado 23 a las 11 horas proyectaremos cortometrajes en súper 8, el formato fílmico que hizo las delicias de grandes y chicos, hasta la aparición del VHS.
Conforman el programa "Carlitos y su nuevo empleo" y "Carlitos patinador", de Charles Chaplin, junto a dos aventuras de Mr. Magoo y Speedy Gonzáles.Más información: www.cineclublarosa.blogspot.com
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24 horas de cine nacional
Mediante este evento de alcance nacional, la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares junto al Ministerio de Educación organizan un programa de exhibición de películas argentinas, articulado con otras actividades afines, tales como encuentros, debates, exposiciones, talleres, reportajes públicos, etc.
Al igual que en las ediciones 2008 y 2009, la Jornada tiene como primer objetivo promover el reconocimiento del cine nacional como forma cultural genuina, y a la vez, dar a conocer distintas orientaciones, intereses y desarrollos que abordan el campo de la expresión, de nuestra historia y nuestra cotidianeidad.
Es, en definitiva, una propuesta amplia. Cada biblioteca popular establece su modalidad de participación:
:: organizando la Jornada de forma independiente
:: organizado la Jornada junto a las Universidades Nacionales cercanas
:: organizando la Jornada con otras instituciones de la comunidad
La Jornada tendrá lugar el 23 de octubre de 2010, y las actividades pueden realizarse ese mismo día, y/o durante las semanas que van del 17 al 30 de ese mes.
El Cineclub La Rosa programará el documental La Raulito, golpes bajos, de Emiliano Serra, aún no estrenado comercialmente en nuestro país, junto al multipremiado corto Lo llevo en la sangre, de Pablo G. Pérez. Será con la presencia de los directores el viernes 22 de octubre a las 20 horas en Austria 2154. La entrada es libre. Más información www.cineclublarosa.blogspot.com
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Llegamos a las 20.000 visitas
Si desea asociarse a la Biblioteca, aquí puede conocer los beneficios y requisitos.
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Rubén Sotera y lo sagrado de la fotografía
"Diálogo con los árboles" es el título de la excelente muestra fotográfica que se exhibe actualemente en el Centro Cultural y Biblioteca Popular Carlos Sánchez Viamonte, donde el sábado pasado tuvimos el placer de contar con la presencia de su autor, Rubén Sotera, para dialogar con el público sobre su obra y extenderse en las particularidades de su oficio.
Quienes concurrieron además de ver el portfolio completo de "Diálogo con los árboles" (son más de 60 fotografías) proyectado en pantalla grande, pudieron apreciar el trabajo "Newen, el otoño mapuche".
Sotera ofreció además gentilmente lo originales no colgados de "Diálogo con los árboles", que pudieron verse en una mesa de la Biblioteca, así como ejemplares de sus libros con distintos proyectos.
Luego de la charla, que se nutrió con preguntas del público, el autor donó ejemplares de sus libros Retorno a lo sagrado. Diálogo con los árboles y Fuego, danza de tiempo y luz. Ambos ejemplares ya fueron catalogados y están disponibles para consultas en sala.
Les recordamos que la muestra puede visitarse hasta fines de octubre de lunes a viernes de 16 a 20 horas (jueves de 15 a 19) y en los días y horarios en que haya actividades especiales en la Biblioteca, Austria 2154. La entrada es libre.
Para conocer más sobre el autor y su obra, www.rubensotera.com
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Horarios de atención al público
Centro Cultural y Biblioteca Popular
Carlos Sánchez Viamonte
Austria 2154
(1425) Ciudad de Buenos Aires
Donación de libros
Página oficial del Centro Cultural y Biblioteca Popular Carlos Sánchez Viamonte. Austria 2154/56, Buenos Aires, Argentina.
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